martes, 29 de junio de 2010
VISITA A LACHIRIOAG
Por invitación del maestro en ciencias, Marcos Pedro Ramírez López, jefe de la División de posgrado del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), quien encabezó el grupo de investigación sobre los atractivos turísticos de la región, acudí a la pintoresca población de San Bartolomé Lachirioag los primeros días de abril del 2010. Nuestro guía para llegar tranquilamente a nuestro destino, fue Ariadna Aparicio Vásquez quien es de esa comunidad y cursa el 4º. semestre de la licenciatura en administración en el ITO.
Los cerros se dibujaban por todas partes, y estaban tan cerca que parecían tocarse con las manos. El Zempoaltepetl no me pareció tan alto pero sus numerosos picos incrementaban su encanto.
Por gestiones de Ariadna, en Lachirioag nos estaba esperado un profesor del bachillerato de la localidad para conducirnos a un paraje muy importante desde el punto de vista arqueológico, pero con tantas paradas nos retrasamos y ya no pudimos escalar el cerro mágico de Lachirioag. A cambio, después de comer deliciosamente en la casa de Ariadna, visitamos la iglesia y sus alrededores. Casi anocheciendo, nos cautivó la procesión del sábado que antecede al Domingo de Ramos.
El domingo, toda la comitiva se levantó muy temprano y entonces alguien divisó un extraño paisaje en el cerro de enfrente. Un caserío perturbador nos atrajo. La guía nos aclaró que era Temazcalapa y acordamos visitarla en la tarde.
Por otro lado, Ariadna nos contó un aspecto de la historia de Lachirioag y luego mencionó la rivalidad histórica con Villa Alta, pero que esta confrontación social se ha llevado a ámbitos civilizados. Y es que Villa Alta es una comunidad mestiza de comerciantes y de oficios diversos, mientras que Lachirioag; sus pobladores son campesinos, artesanos y comerciantes pero la gran mayoría hablan zapoteco.
Antes del desayuno del domingo, visitamos un trapiche y nos tocó ver como se marca la panela. Después, y mientras el calor arreciaba, en la camioneta del maestro Marcos, descendimos por las laderas angulosas del occidente de San Cristóbal, y cerca del río divisamos un cultivo de agave.
Marcos Pedro Ramírez nos explicó que un científico se dedicó toda su vida a investigar esta planta y fue quien la designo agave por su belleza y gran poder de adaptación. Es decir, agave en latín significa “planta maravillosa”. Y sí que lo es, pues en parte lo pudimos constatar en el palenque Tosba, donde probamos un delicioso mezcal de exportación.
Al poco, incursionamos las faldas del cerro mágico para admirar los petrograbados. No obstante vimos más cerca Temazcalapa y luego de estar un buen rato admirando los libros antiguos hechos en la piedra, nos enfilamos al paisaje rojo.
Tamazcalapa está sobre una extensa zona arqueológica lo cual lo constata un cerro labrado en cuya base se encuentran la iglesia y el panteón, la arquitectura vernácula de adobes rojos, tejas y piedras labradas. Regresamos a Lachirioag ya entrada la noche.
El lunes es tianguis en Villa Alta, y por supuesto, causó gran interés la vendimia y los productos de la región. Más tarde –Villa Alta dista 5 km de Lachirioag- en San Cristóbal preparamos el retorno después de una serie de tomas fotográficas a Ariadna, con su traje de lachirioaguense. No queríamos que el tiempo transcurriera pero terminó nuestra estancia y nos despedimos.
¿Qué significa Lachirioag?
- Llano de piedra.
- Pero hay piedras por todas partes.
- Por los numerosos vestigios arqueológicos se infiere que significa llano de piedras grabadas.
viernes, 25 de junio de 2010
Yutanino- 1ra. Generación de Bachilleres
La maestra Marisol López Osorio, directora del plantel del Instituto de Estudios de Bachillerato del Estado de Oaxaca (IEBO), informó a Identidad que 30 jóvenes de la comunidad recibirán sus documentos que los acreditan como bachilleres. Asimismo, asentó que el comité directivo del grupo 601 lo conforman los estudiantes Benito Hernández Morales, jefe de grupo; Robert Hernández Ramírez, secretario y Elisa López Hernández, tesorera.
San Sebastián Үutanino es una población del distrito de Sola de Vega que, por su rica orografía, posee tres climas, un río, un sinnúmero de arroyos una variada flora y fauna. También bosques de encinos, ocotes y ocotillos
jueves, 24 de junio de 2010
Integran la mafia 16 hombres de negocios, 11 políticos y tres tecnócratas: AMLO
Juan Carlos García Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 24 de junio de 2010
Guadalajara, Jal., 23 de junio. Andrés Manuel López Obrador presentó su novena obra editorial, La mafia que se adueñó de México… y el 2012, en el auditorio Salvador Allende de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en un acto en que puso nombre a cada uno de los 30 personajes que, a su juicio, componen la oligarquía que domina y saquea al país.
Señaló sus características, los negocios hechos al amparo del poder federal y las maneras en que tienden una red para perpetuar sus privilegios después de las elecciones de 2012, todo bajo la coordinación de Carlos Salinas.
“Pero los millones de mexicanos que luchamos para impedir que estos bandidos continúen en el poder estamos trabajando para lograr el cambio. Esto va más allá. no es el ‘quítate tú porque quiero yo’. No es la ambición del poder y del dinero. Lo que queremos es la transformación del país”, aseveró.
El auditorio de la UdeG fue insuficiente, por lo que se tuvo que abrir un salón adyacente, con pantallas de transmisión simultánea, por lo que lo escucharon al menos 800 personas.
Mientras López Obrador firmaba libros, insistió en que habrá un solo candidato de las izquierdas, que será quien esté mejor posicionado en su momento.
Homenajes a Allende y Monsiváis
El 2012 va a ser importante, porque el pueblo va a tener que decidir entre dos proyectos, si quiere el mismo camino trillado de siempre, el de la mafia y el poder con sus partidos el PRI y el PAN, o si quiere otro
, dijo entre empujones de sus simpatizantes que buscaban el autógrafo, y gritos de apoyo de estudiantes.
Antes de ingresar al auditorio Salvador Allende se detuvo ante una efigie del presidente chileno muerto en 1973, y colocó una ofrenda floral. Ya adentro, se rindió un minuto de aplausos al escritor Carlos Monsiváis, quien, se recordó, el 16 de julio de 2006 pidió públicamente en el Zócalo capitalino el recuento voto por voto y casilla por casilla.
López Obrador señaló como responsables de la tragedia nacional
a Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea, Alberto Bailleres, Jerónimo Arango, Emilio Azcárraga, Carlos Peralta, entre otros potentados, además de políticos como Diego Fernández de Cevallos, Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Elba Esther Gordillo y tecnócratas como Francisco Gil, Guillermo Ortiz y Pedro Aspe.
“Son 30 personajes en total, 16 hombres de negocios, 11 políticos y tres tecnócratas, todos encabezados por Carlos Salinas de Gortari. Son los multimillonarios de México, los que aparecen en la revista Forbes”, señaló.
Se refirió a la venta de las reservas mineras del país en el sexenio de Salinas, a lo que se dio continuidad con Ernesto Zedillo; al rescate bancario, que aún se paga, y a las políticas privatizadoras de Vicente Fox y de Felipe Calderón, todo con la intención de favorecer a la mafia
de la que ellos mismos forman parte.
No es algo que ya pasó, está sucediendo
, alertó, al recordar un pasaje de su libro en el que señala que cuesta más de 4 millones de pesos llenar el tanque de combustible del yate de recreo de Carlos Peralta, valuado en 130 millones de dólares.
También abundó respecto a la resistencia que continúa para impedir que en 2012 se favorezca al candidato que impulsa la oligarquía, Enrique Peña Nieto.
“Estamos comprometidos a llevar a cabo una transformación en nuestro país, y hemos estado trabajando con ese propósito. Nos robaron la Presidencia de la República. Pensaron que de ese golpe ya no nos íbamos a levantar. Se han equivocado: ya hay una organización nacional, tenemos comités en todos los municipios de México, 8 mil comités territoriales; estamos distribuyendo un periódico, Regeneración, 5 millones de ejemplares casa por casa; no nos han podido destruir, ni van a poder hacerlo.”
El catedrático e investigador de la UNAM Arnaldo Córdova, presentador del libro, consideró que éste es una profunda crítica de esta realidad, que no solamente es la realidad de un desarrollo como se ha dado, sino de un desarrollo que ha sido deficiente, particularmente injusto; un desarrollo que se ha hecho sobre la base de la más salvaje acumulación de riqueza, del despojo sistemático de los bienes de la nación, esos bienes que pertenecen a todos los mexicanos y se han convertido en patrimonio de unos cuantos
.
martes, 22 de junio de 2010
lunes, 21 de junio de 2010
Las autoridades se quisieron apropiar de la ceremonia
Minutos antes de que llegara el féretro con los restos de Carlos Monsiváis al Palacio de Bellas Artes, la actriz Jesusa Rodríguez coincidió en la explanada del recinto con el titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio, quien recibiría al cortejo fúnebre, y le dijo: No tiene nada que hacer aquí, por respeto a Monsiváis. ¿Por qué se atreve a hacerlo?
Lujambio contestó: Por respeto a Monsiváis se tiene que ser tolerante. Ella increpó nuevamente al funcionario para que se retirara de la ceremonia. Lujambio se defendió argumentando que había sido amigo del autor de Los rituales del caosy que en varias ocasiones había conversado con el escritor.
La creadora escénica no desistió y le sugirió que de verdad leyera todo lo que Monsiváis había escrito sobre él, sobre la educación laica, sobre el gobierno panista y concluyó: el representante de Elba Esther Gordillo no tiene nada que hacer aquí.
En ese momento llegó el ataúd. El funcionario apresuró el paso para acompañarlo, seguido por Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA). Ya en el vestíbulo del palacio cubrieron el féretro con la bandera de México. Pero el periodista Jenaro Villamil se acercó, retiró el lábaro patrio y colocó un estandarte arcoiris, ante las muecas de molestia de Sáizar quien, sin embargo, no se atrevió a detenerlo.
Una bandera de la Universidad Nacional Autónoma de México también hizo su aparición, y así los tres emblemas arroparon la sencilla caja en la que permaneció el cuerpo de Monsiváis durante tres horas.
Los primeros en ganar turno en la guardia de honor fueron la titular del CNCA; Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes; Joaquín Diez Canedo, quien encabeza el Fondo de Cultura Económica; Omar García, compañero de Monsiváis, y el secretario de Educación Pública.
En ese momento se escuchó en un par de ocasiones ¡fuera Lujambio!, de voz de Jesusa Rodríguez. El silencio se tornó tenso. Aún no se permitía el acceso al público; sólo estaban los funcionarios culturales, la familia del cronista y algunos intelectuales, quienes optaron por permanecer callados ante los reclamos de la actriz. Ni la vieron ni la oyeron.
Lujambio concluyó su guardia. Luego se dio la orden de dejar entrar a las personas y el funcionario se retiró antes de que comenzara el tumulto.
Jesusa consideró que el homenaje en el Palacio de Bellas Artes a Monsiváis fue una completa desorganización de gentuza aprovechada, lo cual fue más evidente al finalizar la ceremonia cuando, al salir del Palacio de Bellas Artes, cientos de personas rodearon la carroza fúnebre con los restos del escritor.
El vehículo, que logró subirse la escritora Elena Poniatowska, avanzó primero lentamente por la explanada para salir al eje Central Lázaro Cárdenas y posteriormente dirigirse al Zócalo.
Marta Lamas, Jesusa Rodríguez y la propia Consuelo Sáizar, así como cientos de personas que ovacionaban a Monsiváis, iban tras el auto. Sin embargo, al dar vuelta el vehículo en el Eje Central, aceleró, casi derrapando, custodiado por motociclistas de tránsito y de algunas televisoras, y dejó a la comitiva en medio de la calle.
El incidente irritó a todos los que deseaban acompañar la carroza fúnebre hasta el Zócalo. Jesusa de inmediato encaró a Consuelo Sáizar, quien argumentó: pues ahorita están dando la vuelta (al Zócalo), ya no supimos tampoco dónde quedó la familia.
Rodríguez le espetó: hay mucho desconcierto, habría de informarle a la gente para que se vaya al Zócalo.
Nerviosa, Sáizar dijo: pero no sé si lo vamos a alcanzar, eso es lo que yo también estoy tratando de averiguar, pero sí van a dar una vuelta al Zócalo.
Muchos se fueron caminando rumbo a la Plaza de la Constitución, pero a medio camino la carroza, a toda velocidad, ya venía de regreso. En el interior se pudo ver a Poniatowska, quien hacía señas de desconcierto.
En una charla posterior, Rodríguez aseguró que las autoridades culturales federales se quisieron “apropiar de Monsiváis, pero no lo lograrán, porque el escritor generó anticuerpos. Nunca había visto un cortejo fúnebre que fuera unarrancón de alta velocidad. La idea era que la gente lo acompañara hasta el Zócalo y estuviera unas horas con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, pero no nos dejaron”.
El deceso causó fuerte impacto en los círculos intelectuales de Argentina
Buenos Aires, 20 de junio. La muerte del intelectual y cronista Carlos Monsiváis, descrito por el diario Página 12 comoel último escritor público de México, dueño de una ironía feroz y de una curiosidad que lo hizo inclasificable... una fuerza de la naturaleza enamorado de su país
, impactó fuertemente en los círculos intelectuales y periodísticos aquí.
Silvina Friera, de la sección Cultural de Página 12, señala en su crónica: “No faltará quien balbucee para conjurar la amargura ‘por mi madre, bohemios’, el título de la legendaria columna de este grandísimo hombre orquesta de anteojos gruesos, típica tonada mexicana susurrada por su timidez crónica, y pluma afiladísima”.
Al hablar sobre Monsiváis, la escritora Luisa Valenzuela dijo a La Jornada: Sin duda es una gran pérdida para México y América Latina. Me parece que hay tres elementos para considerar cuando se habla de Carlos Monsiváis: Imaginación, inteligencia brillante y curiosidad insaciable. Además de su generosa preocupación por su gente, siempre atento a las creaciones populares. Su imaginación estaba al servicio de causas populares. Yo quiero decir de él que era maravilloso, brillante y original, una mente cambiante, una inventiva sin límites
.
Para el escritor Noé Jitrick, el autor de Días de guardar parecía superficialmente contradictorio, quizá por timidez. Aparecía como un personaje cerrado, pero era todo lo contrario. Su inteligencia siempre estaba despierta, transmitía calidez, memoria y lealtad amistosa. Nos parecía como muy mexicana su parquedad, pero sus ideas brotaban y se encadenaban unas con otras de manera brillante. Su discurso era duro, acerado; dando en el blanco siempre. Fiel a su ideología. Parecía increíble cómo los temas que lo atraían tenían ese nivel de preocupación por los demás y su originalidad era única, era sobresaliente en el campo periodístico. Yo siento esa pérdida en relación con el grupo que formamos alguna vez, en el que siempre encontrarnos era una fiesta con regocijo y humor. Éramos varios, entre ellos Margo Glantz y otros que ya no están, como Cardoza y Aragón y Monterroso
.
Recordando a Monsiváis, la socióloga Alcira Argumedo relató sus encuentros con el escritor en el contexto de las reuniones del foro del Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación (Nomic), entre los años 70 y 80. Allí pudimos ver esa mirada americana de Carlos Monsiváis, que enriquecía el debate. Él tenía una mirada lúcida sobre el potencial cultural de América Latina. Una mirada muy enriquecedora en momentos de revolución cultural. Si bien ya se veía venir la restauración conservadora, él tenía una visión cultural de la política que anunciaba algunos hechos que hoy están sucediendo, como la aparición de figuras de la talla de Evo Morales, en Bolivia. Era una mirada cultural que enriquecía también mucho lo ideológico, y eso permitía una gran creatividad en los enfoques. Fue ése un tiempo de brillo para América Latina, y él fue uno de los que abrieron caminos
.
El pueblo rindió el mejor homenaje a Carlos Monsiváis
Domingo de intensos contrastes en la despedida a Carlos Monsiváis en el Palacio de Bellas Artes.
La fría y solemne mañana se transformó en una calurosa y aguerrida tarde en la que una multitud, al grito de“¡Monsi es del pueblo!”, logró abrir las vallas que marcaban distingo incomprensible entre los invitados especiales
y el público común
.
Fue Elena Poniatowska quien al filo del mediodía tomó el micrófono y rompió el tenso silencio que desde las 10 de la mañana permeaba en el ambiente, debido a la molestia que causaron en algunas personas tanto la presencia del secretario de Educación, Alonso Lujambio, como el hecho de que el acceso al recinto fuera restringido.
“¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi?Tú eres el enfrentamiento más lúcido al autoritarismo presidencial, el enfrentamiento más lúcido a las actitudes absurdas cuando no corruptas de las dos cámaras, el enfrentamiento más lúcido a los abusos del poder, la denuncia más ingeniosa y persuasiva de las actitudes y del lenguaje de los políticos,”, dijo Elena, con la voz quebrada.
Los aplausos y las lágrimas brotaron. Atrás quedaron los discursos oficiales de Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, y de Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que muchos escucharon sin inmutarse.
El recinto comenzaba a llenarse de fieles seguidores del cronista, lo que contrastó con el desangelado inicio de la ceremonia, a la que sólo tenían acceso los funcionarios de cultura, familiares, amigos y la prensa, quienes debieron identificarse en la entrada.
Incluso, cuando llegó el féretro, a las 10:11 de la mañana, había lugares vacíos en las áreas que fueron acordonadas por los organizadores del homenaje a Monsiváis en el máximo recinto cultural del país. Unos cuantos aplausos se escucharon al ver el ataúd subir las escaleras del vestíbulo.
Lujambio y Sáizar se apresuraron a cubrir el ataúd con la bandera de México. Y se disponían a realizar la primera guardia cuando el periodista Jenaro Villamil quitó el lábaro patrio para colocar en medio el estandarte arcoiris que simboliza la lucha por la diversidad sexual. También se cubrió a Monsi con la bandera de su alma mater, la Universidad Nacional Autónoma de México, y luego ya la del país.
Así empezaron las guardias de honor, primero la de los funcionarios federales: Lujambio, Sáizar, el director del Fondo de Cultura Económica, Joaquín Diez Canedo, quienes se retiraron luego de que Jesusa Rodríguez lanzó el grito de¡fuera Lujambio!
Otro grito salió del público al que, de a poquito, se le permitió ingresar al recinto: ¡Viva Carlos!
, “¡Viva Monsi!”
Un abatido Julio Scherer se colocó frente al féretro para sólo observar al resto de personas que hicieron guardias: José María Pérez Gay, María Rojo, Martha Lamas, Rafael Barajas El Fisgón, Denise Dresser, Jesús Ramírez Cuevas.
La Jornada preguntó si asistiría el presidente Felipe Calderón, a lo que uno de los empleados del Palacio de Bellas Artes respondió: si llega lo hará de manera discreta y entrará por la puerta de atrás, como lo hace siempre
.
Quien sí acudió a realizar una guardia de honor fue Andrés Manuel López Obrador. Luego de conversar brevemente con Scherer, señaló que Monsiváis siempre estuvo al lado de las causas justas, defendió la diversidad con una postura de no violencia, fue un hombre bueno, limpio, independiente y ejerció, siempre, una crítica racional
.
El flautista Horacio Franco interpretó una partita de Bach desde la cabecera del ataúd, mientras el público se formó en una fila con la promesa de que pasaría a hacer guardias de honor. Sólo se permitía pasar al área acordonada a quienes las autoridades culturales o sus jefes de prensa identificaban como funcionarios o intelectuales. Las personas comunes se quedaban tras el cerco, como la joven Ana Acevedo que, gladiola en mano, se abría paso entre los fotógrafos para intentar depositar su pequeña ofrenda cerca del féretro: “sí hizo mucho por el país el Monchi, deberían dejarlo aquí hasta mañana para que todos podamos despedirlo”, dijo.
Ante los reclamos de la gente, que afuera resistía el sol a plomo, las puertas laterales del marmóreo recinto por fin se abrieron sin restricciones casi a las 11:30 de la mañana. Las edecanes del palacio les ordenaban a las personas que, formadas, desfilaran de prisa frente al féretro. Muchos se desilusionaron, pues las vallas no les permitían acercarse a depositar las flores (algunas compradas en la Alameda Central) o ver de cerquita
el féretro, que nunca se abrió para mostrar el cuerpo de Monsiváis.
La fila de las personas comunes
que querían hacer guardia comenzó a avanzar lentamente, pues debían esperar a que los funcionarios e intelectuales que iban llegando hicieran lo propio. Así aguardó formado más de una hora el pequeño Jacobo Cervantes, de 11 años, quien afirmó que admiraba a Monsiváisporque él fue a la UNAM y yo quiero estudiar ahí también, ¡ah! y porque siempre defendió a los gatos
.
Era casi mediodía; el flujo de personas aumentaba: algunos con sus playeras verdes de futbol, padres e hijos, abuelos, señoras, hombres vestidos de mujer, estudiantes, parejas de novios, patinadores, turistas extranjeros, todos con alguna anécdota que contar acerca de Monsiváis, varios platicando dónde lo habían conocido, qué habían leído o qué consejo les había dado.
Se hizo una pausa en la fila que debía caminar rapidito para ver el féretro y salir. Empezaron los discursos de las titulares del INBA y el CNCA. Pero cuando Elena Poniatowska habló la emoción subió de nivel; fue recibida con una larga ovación.
La escritora dijo: “Monsi, tu mensaje fue ennoblecernos y hacer que creyéramos en nosotros mismos porque tú eres la nobleza misma, el compromiso mismo, la defensa de los derechos humanos, la indignación y el llanto en Acteal, la frase que alguna vez exclamaste tú que jamás, jamás decías groserías: ‘¡Ahora sí que no tienen madre!’”
Algunos lloraban mientras seguían atentos las palabras de una de las mejores amigas del autor deApocalípstick: “¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi? Aquí caminamos a tu lado, sonreímos contigo, cantamos contigo, a ti te gustaba cantar y eras muy entonado, te gustaba reírte y reír contigo nos hacía sentirnos casi dioses. Aquí nos tienes a todos desolados y conmovidos, aquí nos tienes destanteados, aquí nos tienes dolidos hasta la médula preguntándote ¿por qué nos hiciste eso? Y si nos hiciste eso, ¿por qué no nos preparaste mejor?”
Cuando la periodista concluyó, del primer piso del recinto bajaron unos mariachis interpretando Amor perdido. Siguieron con Usted y Costumbres, de Juan Gabriel. Algunas personas se entusiasmaron, pero otras dijeron estar desconcertadas por el circo
que se estaba armando: ¡No es show!
Las edecanes del INBA también llevaron a un par de organilleros que comenzaron a tocar cuando terminaron los mariachis.
“¡Viva Monsi eternamente!”, ¡Viva el hombre del pueblo!
, “Te queremos,Monsi, te queremos!”, fueron los gritos de guerra de una multitud que, cuando continuaron las guardias de honor, se molestaron porque la fila de loscomunes
seguía sin avanzar, pues se dio prioridad a los directores del INBA Teresa Franco y Gerardo Estrada.
“¿Por qué nos hacen esto? ¿por qué nos excluyen y dan prioridad a la ‘tremenda corte’?”, dijo un señor, ya entre empujones y gritos de ¡déjenos pasar!
Las porras arreciaron: “¡Monsi es del pueblo!”, “¡Monsi fue la voz del pueblo!”, “¡Monsi no es vi ai pí!” y entonces Consuelo Sáizar dio la instrucción de que las personas pasaran de 15 en 15 para hacer guardias, todavía a través de un filtro.
Los admiradores que lograron llegar así hasta el féretro le depositaban ramitos de flores, se persignaban, acariciaban las banderas. Las mujeres, sobre todo, lloraban, ante la indiferencia de algunos funcionarios que se la pasaron echando chisme, en su muy particular feria de vanidades.
Eran ya las 12:30 y la fila para entrar a despedirse de Monsiváis salía del palacio y ocupaba una buena extensión de la explanada. Los aplausos no paraban, ni las consignas: ¡es un honor estar con Monsiváis!
, ¡Se ve, se siente, Monsiváis está presente!
También brotaron los goyas, al tiempo que las autoridades entendieron por fin que debían dejar pasar a todos a despedirse del cronista. Se hizo una fila única que rodeara el féretro y se suspendieron las guardias de honor. Pero se les pedía que caminaran rápido. Los dolientes VIP quedaron relegados.
Puños izquierdos en alto comenzaron a brotar. Era casi la una de la tarde y el vestíbulo del palacio estaba totalmente lleno. Se comenzó a cantar el Himno Nacional. Los empleados de la funeraria pidieron que se hiciera una valla para salir.
Cuando cargaron el ataúd para abandonar el recinto, la multitud tronó en aplausos y se escucharon más gritos:¡muera el mal gobierno
, “Monsi,presente en la lucha de la gente”, ¡Que viva la inteligencia!
Lentamente, quienes llevaban el féretro se fueron abriendo paso hasta la carroza. Ya en la calle los ánimos se desbordaron: ¡Muera el espurio, viva Monsiváis!
Atrás del ataúd venían, tomados del brazo, Poniatowska, Lamas, Sáizar y Omar García, quien llevaba un papalote pintado con un retrato de Monsiváis.
Algunos seguían tratando de acariciar la caja. Elena fue la única que se subió a la carroza, la cual se dirigió lentamente hacia el Eje Central.
Las personas seguían con las porras y caminaban detrás, hasta que el auto, de manera intempestiva, aceleró y se perdió en las calles del Centro Histórico, para dar una vuelta alrededor del Zócalo. “¡Adiós, Monsi, hasta luego!”, gritaron, desconcertados, quienes se quedaron a mitad del Eje Central. Como huérfanos.
El cuerpo del escritor fue incinerado más tarde en el Panteón Español. Su familia informó que sus cenizas serán depositadas en el Museo del Estanquillo. Ayer, por lo pronto, descansaron en su casa de la colonia Portales. También se anunció que este lunes, alrededor de las 13 horas, se realizará un homenaje en el Teatro de la Ciudad (Donceles 36, Centro Histórico).
¿Qué vamos a hacer sin ti,Monsi?
domingo, 20 de junio de 2010
El Vaticano descalifica a Saramago
Periódico La Jornada
Domingo 20 de junio de 2010
Ciudad del Vaticano, 19 de junio. El periódico oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, ataca duramente al fallecido escritor José Saramago, al calificarlo de populista extremista
e ideólogo antirreligioso
en su edición reciente.
El órgano oficial del Vaticano ataca con virulencia al premio Nobel de Literatura conocido por sus posiciones de izquierda, a quien define como ideólogo antirreligioso, hombre e intelectual que no admitía ninguna metafísica, encerrado hasta el final en su confianza profunda del materialismo histórico, a saber el marxismo
.
El periódico describe al escritor, fallecido ayer, como alguien “que con lucidez se ubicó del lado de las malas hierbas en el trigal del evangelio. Decía que perdía el sueño con sólo pensar en las cruzadas o en la Inquisición, olvidando los gulag, las purgas, los genocidios y los samizdat (escritos disidentes en la época soviética) culturales y religiosos”, apunta la publicación.
Se apagó una de las mentes más lúcidas del país
En 2006, en apoyo al movimiento antifraude, Monsiváis advirtió: no abandonemos nuestros votos en la fosa común de la resignación
Mónica Mateos-Vega y Éricka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
Domingo 20 de junio de 2010
Una de las mentes críticas más certeras y lúcidas de México se apagó ayer poco después del mediodía: Carlos Monsiváis falleció a las 12:47 de la tarde, luego de más de dos meses en terapia intensiva debido a complicaciones por una fibrosis pulmonar.
La noticia del deceso abrió una herida más profunda en el ánimo de lectores, amigos, seguidores y entusiastas de sus ideas que aún lloraban la muerte del Nobel portugués José Saramago, ocurrida el viernes.
Este sábado –en el que se conmemoró el Día del Idioma Español, así como el aniversario 89 de la muerte del poeta Ramón López Velarde– los restos de Monsiváis fueron recibidos por la noche por una multitud en el Museo de la Ciudad de México. Numerosas personas expresaron ahí una misma petición: “¡Monsi, al Zócalo; homenaje popular, no oficial!”
Monsiváis y Sergio Pitol se unieron al movimiento de Andrés Manuel López Obrador contra el fraude electoral de 2006. El 16 de julio de ese año participaron en el mitin multitudinario realizado en el Zócalo, donde el también cronista advirtió: el manipulador pierde la oportunidad de gobernar
.
Monsiváis fue aclamado por la multitud cuando atacó directamente al partido en el poder y señaló: “la violencia ha partido de la derecha. Una violencia ideológica de mentiras, calumnias, difamaciones y fraudes hormiga.
No abandonemos nuestros votos en la fosa común de la resignación o la apatía. Voto por voto y casilla por casilla.
Cronista indispensable de los principales hechos políticos y sociales del país, coleccionista de arte popular, periodista, Carlos Monsiváis Aceves nació en la ciudad de México el 4 de mayo de 1938. Su pasión por las letras lo llevó a colaborar desde muy joven en suplementos culturales y medios periodísticos del país.
Lo irrenunciable para mí es ver cine y leer
, solía decir, mientras para sus seguidores era importante escucharlo en persona. Su nombre en las presentaciones y en los programas de las ferias de libros garantizaba una asistencia masiva. “¡Ahí va Monsi!”, era casi el grito de guerra en los pasillos, en los museos, en las escaleras. Aquí le pedían un autógrafo, allá una foto, por allá que fuera a algún evento de causa social, más allá que escribiera un prólogo para el libro de algún escritor en ciernes.
Con comentarios irónicos provocaba la risa de sus escuchas, pero sobre todo la reflexión. Ironía nada gratuita y sí consciente del efecto que su discurso, sus chistes, sus frases de doble sentido tenían en el público, en su lector.
No pocas veces el espacio destinado para sus charlas resultó insuficiente. Mejor sentados en el suelo que irse, mejor parados que abandonar la sala. La escena se repitió decenas de veces en distintas ciudades de la República, en diversas conferencias, en distintos escenarios.
Sus últimas presentaciones en público fueron una conferencia de prensa el lunes 8 de marzo, en la que habló de su libro publicado recientemente, Apocalipstick (Debate), y en la inauguración de la muestra México a través de las causas en el Museo del Estanquillo, que él fundó.
Durante su encuentro con la prensa Monsiváis advirtió que “la esperanza está siendo triturada masivamente y reconvertida en frustraciones. La indignación y la esperanza individual no bastan. Se requiere de un proceso organizativo social, el cual hoy se aprecia en muchas partes. Una palabra que revela hoy día lo que pasa en el país es: el empoderamiento crítico. Es armar la esperanza a título individual y en beneficio colectivo”.
Por la noche acudió al Museo del Estanquillo. Ahí expresó que muchas de las causas se han catalogado como perdidas, pero hay que reconocer que de las causas perdidas también se alimenta la resistencia de hoy
.
Diez días después acudió al centro cultural Bella Época para la presentación del libro Armando Herrera. El fotógrafo de las estrellas, donde estuvo acompañado por Yolanda Montes, Tongolele.
Ya no pudo acudir a una nueva presentación de Apocalipstick en el Museo de la Ciudad de México, libro dedicado a Omar A. García Cervantes.
A finales de 2009 revisó y actualizó su libro Los mil y un velorios, crónica de la nota roja, que se regaló con motivo del Día Nacional del Libro, informó Random House Mondadori, una de sus casas editoras.
Monsiváis estudió en las facultades de Economía y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Una inagotable y vigorosa curiosidad intelectual le permitió no sólo ser testigo de los principales hechos culturales y políticos de la segunda mitad del siglo XX, sino opinar con singular acidez y humor.
Nunca se negó a participar en revistas, mesas redondas, programas de radio y televisión, periódicos, coloquios, museos, películas, antologías, prólogos, con su palabra mordaz.
El escritor Adolfo Castañón, en su ensayo Un hombre llamado ciudad, lo consideró el último escritor público en México
, resaltando que no sólo cualquier mexicano lo ha escuchado o leído, sino que muchas personas eran capaces de reconocerlo en la calle.
Entre sus más de 50 libros publicados destacan Días de guardar (1971), Amor perdido (1977), Nuevo catecismo para indios remisos (1982), Escenas de pudor y liviandad (1988), Los rituales del caos (1995), Salvador Novo. Lo marginal en el centro (2000) y Aires de familia: cultura y sociedad en América Latina (2000).
Monsiváis lo mismo fue puntual cronista del movimiento estudiantil de 1968 que del acontecer en torno a ídolos populares como El Santo o Cantinflas, o del desarrollo del movimiento feminista nacional. Siempre manifestó su rechazo a toda posición intolerante y retrógrada. Fue incansable promotor de los derechos de las minorías sociales, la educación pública y la lectura.
Una de sus pasiones fue el cine nacional, acerca del que escribió varios ensayos, algunos incluidos en el libro Rostros del cine mexicano. Dirigió por más de 10 años el programa El cine y la crítica en Radio UNAM.
Fue secretario de redacción en las revistas Medio Siglo (1956 a 1958) y Estaciones (1957 a 1959). Dirigió el suplemento La cultura en México de la revista Siempre! (entre 1972 y 1987) y coordinó la edición de la colección de discos Voz Viva de México de la UNAM.
Autor de la columna Por mi madre, bohemios (que lleva décadas editándose en diversas publicaciones del país), en la cual compiló declaraciones de políticos, empresarios, representantes de la Iglesia y otros personajes de la vida pública, mofándose de su ignorancia o su visión limitada del mundo, exhibiendo la demagogia de las clases gobernantes.
Recibió los premios Nacional de Periodismo, Mazatlán, Xavier Villaurrutia, Lya Kostakowsky, Anagrama de Ensayo y el FIL de Guadalajara (antes Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo).
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y del Centro de Estudios Internacionales de Harvard. En agosto de 1992 recibió una beca del Fideicomiso para la Cultura, organización creada un año antes por la Fundación Rockefeller en colaboración con instituciones mexicanas.
Impartió cursos en la Universidad de Essex y en el King’s College, ambos en Gran Bretaña, y fue profesor invitado en la Universidad de Harvard.
También recibió los doctorados honoris causa de las universidades estatales de Sinaloa, Puebla, Hidalgo, Veracruz, Nuevo León, San Luis Potosí y Arizona, así como de la Autónoma Metropolitana y Nacional Autónoma de México. También, de la Nacional Mayor de San Marcos, Perú. De la Universidad Autónoma de la Ciudad de México recibió un Honoris Causas Perdidas
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Saramago, comunista hormonal, premio Nobel de Literatura y revolucionario
Tomó parte activa en la rebelión de los claveles, que provocó la caída de la dictadura
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
Sábado 19 de junio de 2010
Padezco de algo que se puede llamar el comunismo hormonal. Por ejemplo, las hormonas hacen que los hombres tengamos barba y las mujeres no. Bien, imagínese que hay personas que nacen con ciertas hormonas que las dirigen al comunismo y las pobres no tiene más remedio que ser así. Bien, ahí tiene el motivo por el que sigo siendo comunista, por una hormona que me impone una obligación ética
, así explicó José Saramago al periodista argentino Jorge Alperín los motivos de su filiación ideológica en un testimonio que este último plasmó en el libro Conversaciones con Saramago. Reflexiones desde Lanzarote, publicado en 2002 por la editorial Icaria.
El premio Nobel de Literatura 1998 hizo pública de manera oficial su simpatía por ese pensamiento político en 1969, cuando se afilió al Partido Comunista Portugués (PCP), que en ese entonces era ilegal.
Saramago tenía 47 años y una carrera periodística que se había distinguido por su activismo social. No sólo fue parte de la primera dirección que tuvo la Asociación Portuguesa de Escritores, sino como colaborador del Diario de Noticias padeció censura y persecución de la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
Una de las personas que fue fundamental en su militancia partidista fue Álvaro Cunhal (1913-2005), secretario general del PCP entre 1961 y 1992.
Sobre él, Saramago escribió en su blog el 31 de julio de 2009: “No fue el santo que algunos veneraban ni el demonio que otros aborrecían. Era, aunque no simplemente, un hombre. Se llamaba Álvaro Cunhal y su nombre, durante años, para muchos portugueses, era sinónimo de cierta esperanza.
Encarnó convicciones a las que guardó inamovible fidelidad, fue testigo y agente en los tiempos en que éstas prosperaron, asistió al declive de los conceptos, a la disolución de los juicios, a la perversión de las prácticas. Las memorias personales que se negó a escribir tal vez nos ayudarían a entender mejor los fundamentos del raquítico árbol a cuya sombra se acogen hoy los portugueses para digerir el palabrerío con que creen alimentar el espíritu (...) Algunas veces el militante que soy no estuvo de acuerdo con el secretario general que él era, y se lo dije. A esta distancia, si embargo, ya todo parece esfumarse, hasta las razones con que, sin resultados que se viesen, nos pretendíamos convencer el uno al otro. El mundo siguió su camino y nos dejó atrás.
Como miembro del Partido Comunista, José Saramago tomó parte activa en 1974 en la revolución de los claveles, el levantamiento militar del 25 de abril de ese año que provocó la caída en Portugal de la dictadura salazarista que dominaba el país desde 1926, la más longeva de Europa.
El fin de ese régimen, conocido como Estado Novo, permitió que las últimas colonias portuguesas lograran su independencia tras una larga guerra colonial contra Lisboa y que Portugal se convirtiera en Estado democrático.
Precisamente en su novela Alzado del suelo, publicada en 1980, el autor plasma la lucha por la libertad en pleno Estado Novo, a través del esfuerzo del campesinado del pobre Alentejo Portugués para extraer del suelo, mediante su duro trabajo diario, el fruto de una tierra que no era suya, sino que pertenecía al patrón.
Ahí explica cómo se pone en funcionamiento un sindicalismo agrario por parte de los campesinos que desemboca en acciones reivindicativas contra los abusos a los que son sometidos, siendo estas iniciativas duramente reprimidas por las fuerzas del orden.
La revolución de los claveles hizo posible la liberación de presos políticos, pero también el exilio de los líderes políticos de la oposición.
En 2008, fiel a sus convicciones, Saramago volvió a la carga con estas declaraciones: La izquierda no tiene ni puta idea del mundo en que vive
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En su blog explicó que a la frase, deliberadamente provocadora
, la izquierda así interpelada había respondido “con el más gélido de los silencios. Ningún partido comunista, por ejemplo, empezando por aquel del que soy miembro, salió a la palestra para rebatir o simplemente argumentar acerca de la propiedad o la falta de propiedad de las palabras que pronuncié.
“Con mayor razón, tampoco ninguno de los partidos socialistas que se encuentran en los gobiernos de sus respectivos países, pienso sobre todo en los de Portugal y España, consideró necesario exigir una aclaración al atrevido escritor que había osado lanzar una piedra al putrefacto charco de la indiferencia. Nada de nada. Silencio total, como si en los túmulos ideológicos donde se refugian no hubiese nada más que polvo y telarañas, como mucho un hueso arcaico que ya ni para reliquia serviría.
“Durante algunos días me sentí excluido de la sociedad humana, como si fuese un apestado, víctima de una especie de cirrosis mental que provocaba que no diera pie con bola. Llegué a pensar que la frase compasiva que andaría circulando entre los que así callaban sería más o menos ésta: ‘Pobrecillo, ¿qué se podría esperar de él con esa edad?’ Estaba claro que no me encontraban opinante con la estatura adecuada.
“El tiempo fue pasando. La situación del mundo, complicándose cada vez más. Y la izquierda, impávida, seguía desempeñando los papeles que, en el poder o en la oposición, le habían sido asignados. Yo, que mientras tanto había hecho otro descubrimiento, el de que Marx nunca había tenido tanta razón como hoy, supuse, cuando hace un año reventó la burla cancerígena de las hipotecas en Estados Unidos, que la izquierda, allá donde estuviera, si todavía le quedaba vida, abriría por fin la boca para decir lo que pensaba del asunto.
“Ya tengo la explicación: la izquierda no piensa, no actúa, no arriesga ni una pizca. Pasó lo que pasó después, hasta lo que está ocurriendo hoy, y la izquierda, cobardemente, sigue no pensando, no actuando, no arriesgando ni una pizca. Por eso no es de extrañar la insolente pregunta del título: ‘¿Dónde está la izquierda?’ No doy albricias, he pagado demasiado caras mis ilusiones.”
Ayer, al enterarse del fallecimiento, el poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal calificó a Saramago de comunista profundamente honesto
, mientras el Partido Revolucionario de los Comunistas de las Canarias lamentó la pérdida de quien compartió con ellos muchas causas por un mundo más justo
y lanzó un emotivo ¡adiós, camarada!