


Atendiendo la invitación de las instituciones organizadoras, la biblioteca Pública Central, el Observatorio Astronómico de la ciudad y el CBTIS 26, el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO) participó en la 2ª Noche de las estrellas en Monte Albán. Profesores y estudiantes montaron los talleres de Lectura Científica y Armado de telescopios, así como el uso de éstos en la Gran Plaza.
Alrededor de las 18 horas del sábado 17 de abril del presente, cientos de citadinos arribaron a la zona arqueológica más visitada de Oaxaca, con el fin de admirar la Luna, Saturno, Venus, la constelación de Andrómeda y otros. Pero como era una tarde muy luminosa, los visitantes se detuvieron en la entrada con los diversos talleres y conferencias. Éstas a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Los talleritos del ITO de lectura científica fueron los estudiantes Lizeth Ángeles Hernández, Azucena Coral Ruiz Flores y Gabriel García Aguilar quienes instalaron las mesas de libros relacionados con el cosmos. Una para niños de todas las edades, y la otra para los adultos, donde había desde la novela La piel del cielo hasta el ensayo Por qué no hay extraterrestres en la Tierra. En cuanto a la sección de telescopios, fue armado y atendido por los alumnos Raúl Serrano Santos, Frida Gatica Juárez, Divayh Diego Luis Wilchest y el profesor Jorge Olmedo Caballero.
Según los organizadores, alrededor de mil 500 personas subieron, con sus pases adquiridos previamente en las instituciones organizadoras, para participar en la 2ª Noche de estrellas en Monte Álban. Era como una gran familia cuyo nexo e interés eran los cuerpos celestes.
El astrónomo Carlos Aguilar, el Ing. Héctor Ríos y la Lic. Rosario Serrato supervisaron la instalación de los cerca de 50 telescopios alrededor del edificio J, antiguo observatorio astronómico. Por parte de ITO, la profesora Carlota Andrés Rodríguez coordino los talleres y el módulo de la repartición de los mapas celestes.
Y mientras se ajustaban los oculares y se tomaban fotografías del nuboso crepúsculo empezaron a formarse enormes colas en torno a los telescopios más potentes. Iniciaba la noche y había que aprovechar las rendijas que dejaban las densas nubes.
Algunos visitantes no obstante, optaron por la meditación y el descanso con vista a las estrellas. “Parece que estoy en una nave espacial”, dijo uno que cargaba una cámara infrarroja. Pero llegó el momento en que las nubes taparon todo el cielo y las colas disminuyeron. Los del ITO consolaban a sus visitantes y les mostraban, en la pantalla de una laptop, cómo se vería Saturno. Al poco, empezó el descenso y la loca idea de volver a Monte Albán para el próximo año.
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