martes, 9 de febrero de 2010

MAX BROD

La disputa por la herencia del colega y amigo del autor checo suma un nuevo capítulo

Piden académicos que el patrimonio de Max Brod, que incluye materiales de Kafka, siga en Israel

Periódico La Jornada
Martes 9 de febrero de 2010, p. 5

Tel Aviv, 8 de febrero. La disputa por la herencia de dos escritores en idioma alemán de origen judío; Max Brod y Franz Kafka, sumó hoy un nuevo capítulo después de que 24 renombrados académicos israelíes publicaran una carta en la que piden que el patrimonio de Brod, al que pertenecen materiales de Kafka, se quede en Israel.

Un tribunal en Tel Aviv está tratando de establecer actualmente si dos hermanas son las herederas regulares o si este tesoro literario debe ser entregado al archivo de la Biblioteca Nacional en Jerusalén.

Los firmantes, que pertenecen a varias universidades israelíes, afirmaron estar indignados por la forma en la que es retratada la Academia israelí en la prensa alemana, como si no tuviéramos interés ni el saber histórico y el dominio del idioma para investigar el archivo Max Brod.

Agregaron que Brod es parte de la historia del Estado de Israel, así como un escritor y filósofo, autor de innumerables artículos sobre el sionismo y que después de su huida de los nazis vivió durante 30 años en Palestina y luego en Israel.

En el contexto del actual proceso en un tribunal distrital de Tel Aviv, la Biblioteca Nacional israelí lucha por los derechos de la herencia de Brod (1884-1968) y con ello también de textos inéditos de Kafka. De esta forma, se busca evitar que dos herederas privadas, ya mayores de edad, vendan al extranjero los textos del patrimonio del editor de Kafka, Max Brod.

Antes de su muerte, en 1924, Franz Kafka pidió a su amigo Brod que quemara sus textos. Este hizo lo contrario, los publicó y logró que el escritor checo se convirtiera en un éxito mundial. Brod huyó de los nazis de Praga a Palestina, en 1939. En su maleta llevaba las obras del autor de La metamorfosis y El castillo.

Tras la muerte de Brod, en 1968, la herencia, que incluía varios textos de Kafka, fue a manos de su antigua secretaria, Esther Hoffe.

Hoffe vendió parte de los textos, entre ellos El proceso, por 2 millones de dólares en 1988. La otra parte la guardó en cajas fuertes en Israel y Suiza. Tras su muerte, hace dos años, a los 101 años, legó el patrimonio de Brod a sus hijas Ruth y Hava. Las dos son supervivientes del Holocausto y tienen hoy unos 80 años.

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