sábado, 20 de febrero de 2010

Las alianzas

Luis Javier Garrido

Las alianzas electorales que el gobierno calderonista busca imponerle al PRD no tienen más objetivo que fortalecer en México un sistema autocrático, en el que las fuerzas populares no puedan tener ya una alternativa electoral en 2012.

1. La preocupación fundamental de Felipe Calderón y de los grupos panistas-yunquistas al iniciarse la segunda mitad del sexenio no es tratar de sacar al país de la gravísima crisis a la que lo han llevado por sus políticas antinacionales y antipopulares aunadas a su ineptitud y corrupción, lo que no les importa, sino fraguar cómo mantenerse en Los Pinos en 2012 para seguir haciendo negocios, y un sector de empresarios y algunas trasnacionales vinculadas al PP español los están persuadiendo de que aún pueden lograrlo, aun prescindiendo del PRI, su aliado estratégico y sin el que no hubieran podido mantenerse en el gobierno.

2. La renuncia de Fernando Gómez Mont al PAN el 10 de febrero fue un signo de que el matrimonio de conveniencia entre PRI y PAN está enfrentando una crisis con vistas a 2012 por la pretensión del tricolor, aliado a Televisa, de imponer al mexiquense Enrique Peña Nieto, lo que ya se había advertido semanas atrás cuando Carlos Salinas de Gortari destapó como posible candidato priísta a Fidel Herrera, eventual candidato para perder en ese 2012, y abrió un espacio para la negociación entre los integrantes de la mafia en el poder.

3. Lo que no puede esperar para la derecha mexicana es el escenario nacional cada vez más crítico y el riesgo que ello entraña para las presidenciales. De ahí las alianzas electorales que están urdiendo con el grupo de los chuchos, sus incondicionales del PRD, y que no están destinadas a ganar gubernaturas en 2010, sino a sentar las bases para cerrarle el camino a Andrés Manuel López Obrador en 2012, impidiendo que haya una candidatura de oposición. La pretensión de Calderón de apoderarse del PT es ya un anuncio de esa estrategia.

4. Habría que recordar ante este intento de manipular a la ciudadanía que las alianzas de partidos afines para presentar candidatos al Congreso constituyen un mecanismo de los regímenes parlamentarios en los que gobierna la mayoría legislativa, nunca de los presidenciales, donde el Legislativo debe ser un contrapeso al Ejecutivo. La alianza de partidos, que oficialmente son contrarios en todo como en el caso del PAN y el PRD, busca confundir a los electores para que asuman que no hay grandes diferencias programáticas entre ambas formaciones políticas y avalen las políticas de la minoría oligárquica que está depredando al país y que es contraria a los intereses populares, y de paso convalide al PAN golpista como un partido al igual que cualquiera.

5. Las alianzas electorales se plantearon como útiles en los años 90 del siglo anterior, cuando los panistas, a pesar de estar aliados con Salinas, simularon ser demócratas pretendiendo estar dispuestos a pelear junto con la izquierda para instaurar un sistema electoral democrático y otro régimen político en el país, por lo que hubo candidaturas comunes en San Luis Potosí (1991) y en Durango (1992), que no llegaron, hasta que en uno de los raros casos en que triunfó una fórmula PAN-PRD (1999) su fracaso fue absoluto, pues el ex priísta Antonio Echeverría gobernó Nayarit como un sátrapa de derecha.

6. En el México de 2010, todo mundo sabe que el PAN es un partido enemigo de la democracia, que alcanzó en 2006 la Presidencia por el fraude electoral más grande en la historia reciente y que ha estado fortaleciendo el mismo régimen político, con rasgos más despóticos que en los años del PRI, pues se funda en los fraudes electorales como en el control que los medios ejercen sobre el pueblo, sin más proyecto que entregar las riquezas básicas de la nación y el control de sus enclaves estratégicos a Washington.

7. ¿Qué alternativa puede representar para Oaxaca un candidato como Gabino Cué, quien pretende llegar a la gubernatura con el apoyo de Felipe Calderón, que apoyó seis años al priísta Ulises Ruiz, y para aplicar los mismos programas neoliberales? ¿No se dan cuenta de que los oaxaqueños entienden que no tiene autoridad moral alguna?

8. La alianza de partidos opuestos en todo y que postulan proyectos contrarios no puede conducir a un gobierno de coalición y es una aberración política que no se entiende si no es en función de servir a los intereses de la derecha, que busca crear un escenario de confusión, como pretenden hacerlo ahora Calderón y el que aparenta ser su aliado, pero que en los hechos se presenta sin rubor como su sirviente, Jesús Ortega, quien pretende se olvide que fue Calderón quien lo impuso de manera ilegal e ilegítima al frente del PRD tras un fallo contrario a derecho del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el 12 de noviembre de 2008, encabezado ya por María del Carmen Alanís, amiga de Margarita Zavala.

9. El señalamiento de que el móvil de la actual directiva perredista para aliarse con Calderón y con el PAN es el dinero que les permitiría enquistarse en el partido en 2011 y cerrar el camino a una candidatura de López Obrador en 2012 es más que evidente. Los recursos de los programas de desarrollo social y de otras partidas entregados a Jesús Ortega y a sus amigos les servirían para mantener una estructura de control en Oaxaca y en otros estados buscando convertir al PRD en un partido comparsa del gobierno panista, subordinado al proyecto del capitalismo multinacional.

10. Esa alianza del PRD –que se pretende un partido que defiende las causas populares–, con el PAN, el partido de la oligarquía fascista al servicio de las multinacionales, no es nada más un acto de traición de la dirigencia perredista a sus militantes y a los principios partidistas, como afirman todos aquellos que la impugnan, sino al pueblo de México, pues supone no sólo apoyar a candidatos enemigos de los intereses del pueblo, sino sentar las bases para establecer en México un sistema partidista de corte totalitario, en el que las tres principales fuerzas políticas respalden el mismo proyecto económico y social del neoliberalismo, que es hacia donde los chuchos, que no en balde fueron militantes del paraestatal PFCRN, luego PST, quieren llevar a lo que queda de la izquierda mexicana.

La pretensión de la mafia en el poder de sentar desde ahora las bases para imponerse en 2012 va a fracasar porque hay un pueblo cada vez más alerta, dispuesto a impedir que le cierren las vías democráticas, y por eso no van a prosperar las candidaturas PAN-PRD, que a muy pocos pueden engañar.

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