martes, 25 de marzo de 2014

Más allá de la legalización de la droga, Ray Loriga apuesta por la educación

Periódico La Jornada
Domingo 23 de marzo de 2014, p. 4
Más allá de la legalización o no de la droga, estoy en favor de la educación, que es mucho más barata que la represión, señala el escritor, guionista y director español Ray Loriga, quien se encuentra en México para promocionar su nueva novelaZa Za, emperador de Ibiza, y participar como jurado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
El libro, publicado por Alfaguara, narra la vida de un ex dealer radicado en Ibiza que, un buen día, se ve encerrado en una historia donde la felicidad ha sido sintetizada químicamente y ahora es una droga legal.
–¿Está en favor o en contra de la legalización de la droga?
–Como todo sí y todo no te condena, y un sí o un no, no significa nada, diría que estoy en favor de la educación. El asunto de las drogas –como muchos otros asuntos– se basa en una mala formación individual. Se ahorrarían miles de millones en muchas áreas de nuestras sociedades si el individuo estuviera realmente formado, si tuviese la capacidad de elección sólida y no necesitaríamos Estados tutelares. No es casualidad que los gastos de la educación siempre son los más bajos y los gastos de la represión son siempre los más amplios.
Aquí hay un conflicto serio; los individuos formados tienen la perfecta capacidad de manejarse entre los peligros que pueda haber en el mundo. Si nos fijamos en cómo nos hemos educado desde el grupo familiar, es decir, todo el mundo educa a sus hijos para que tengan cuidado de no caer de los balcones, los coches al cruzar la calle, los acantilados, los leones, las serpientes, las enfermedades venéreas. Estoy hablando de cuidarnos de las cosas peligrosas, y la estupidez es una de ellas. Si nos hemos sabido educar entre nosotros, en el núcleo familiar, para tener cuidado con las cosas peligrosas, creo que todo lo que se invierta en educación rinde más para una sociedad y es más barato que lo que se gasta en represión.
Aún cuando la historia de Zacarías Zaragoza Zamora habla de la droga, la ambición, el control de unos pocos sobre el resto gracias a sustancias artificiales, a Za Za, emperador de Ibiza no la incluyo en el género narconovela, sino en la fábula ballardiana sobre nuestra sociedad y nuestras conductas, agrega el director de cine, nacido en Madrid en 1967.
He leído alguna cosa en la categoría de narconovela, entre otras de mi amigo Arturo Pérez Reverte, y estoy atento a algunas de estas historias. Mi novela habla en parte acerca de las drogas, está documentada sobre páginas de la DEA, las que discuten la información de la DEA, y las páginas que tienen teorías de conspiraciones, de los movimientos de las drogas, pero no es la novela de (Roberto) Saviano, dice el autor de novelas como Tokio ya no nos quiere, El hombre que inventó Manhattan Caídos del cielo.
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Afirma que no incluye su reciente obra en el género narconovela, sino en la fábula ballardiana sobre nuestra sociedadFoto Guillermo Sologuren
“Es curioso que ha coincidido la publicación ambas novelas. En CeroCeroCero Saviano habla como Saviano: desde el punto de vista periodístico, muy de investigación y muy documentado, de una situación de la que yo hablo como fábula siniestra, si quieres, pero como fábula. Son dos parámetros de un mismo asunto. A mí me interesa la parte humana, ver cuál es nuestra necesidad de estas sustancias, y hablo de las ilegales, las legales y las alegales, y por qué y qué queremos conseguir con ello que necesitamos de ellas y por qué ha llegado a ser el monstruo que es”.
Za Za es el nombre del protagonista. ZAZA es el nombre de la nueva droga feliz. Esa coincidencia es lo que une a ambos en Ibiza, en esta ficción “que nace, como bien dices, de la observación del absurdo en que vivimos, de estar un poco atento a lo que nos rodea, la locura en la que vivimos, el cambalache –como dice el tango– donde todo se mezcla sin rango ni mucho criterio y de nuestra forma de reaccionar a todo esto, que muchas veces es la locura del consumo, el atontamiento mediante sustancias, y no me refiero sólo a las ilegales, sino también a las de receta que creo que son las más extendidas del mundo y algunas de las más poderosas”.
Sobre ser felices
Se ha repetido hasta el infinito en la prensa internacional que la novela de Loriga es acerca de la búsqueda de la felicidad. Va más allá. Es sobre la obligatoriedad de ser felices en nuestras sociedades y cómo eso representa una veta de frustración inacabable.
“Lo que me preocupa no es el anhelo de felicidad, sino la obligación. Creo que nuestras sociedades nos obligan, o nos hemos obligado, a ciertos niveles de euforia constantes que no son ni lógicos ni sanos, ni pertenecen realmente al espíritu. La manera de conseguir esa euforia es con el consumo, ya sea de estupefacientes, objetos, éxitos y famas. Cuando no se consigue y no se puede conseguir llega la frustración y la frustración se aplaca con más sustancias, más compras. Y entonces es una cinta de Moebius o un círculo vicioso y es un poco de lo que trata el libro, alertar por lo menos.
No hago libros de autoayuda así que no sé decirle a la gente por dónde se sale del laberinto, pero sí por lo menos alertar de que se está metido en uno y al otro lado no hay nada.

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