jueves, 20 de marzo de 2014

Jonathan Vargas, protagonista del cortometraje Esta canción de amor es para Fátima.

El tema es el amor de principio a fin.
Jonathan Vargas es Domingo en la película Esta canción de amor es para Fátima, filmada totalmente en Villa Hidalgo Yalálag, a principios de 2013. Jonathan es introvertido y de voz apagada, apenas audible lo cual es adecuado para el personaje Domingo quien se enamora de Fátima, su compañera en la escuela secundaria. A sus 14 años, Jonathan Vargas armado del español y zapoteco, es célebre en Yalálag. Es actor de teatro, de cine experimental, estudiante, campesino y lector de páginas electrónicas e impresas como EL principio del placer, de José Emilio Pacheco.
Días después de la grabación del cortometraje de referencia, me lo encontré en la hondonada de la Piedra Guardiana del sur, con sus siete mulares mientras esperaba a su padre para el acarreo de arena del río Grande. Al otro día, también muy de mañana, me topé con un atajo de mulares y su dueño, era el padre de Jonathan y, no obstante que tenía que hacer un acarreo, se detuvo un rato para conversar. “Las mulas son muy útiles, pueden sacar la arena del lugar donde no entra la camioneta”, me comentó luego de decirle yo que los mulares son muy fuertes. Hablamos de cosas maravillosas de esos animales. “pero como son híbridos no se aparean” Ya para terminar me dijo: “Yo soy el papá de Jonathan” estaba muy orgulloso de su hijo pero era obvio que no lo consentía. Jonathan seguía acompañándolo en las jornadas más agotadoras del campo: cortar y acarrear la leña, limpiar y labrar la tierra, acarrear la arena y por supuesto, sembrar y cosechar el maíz, el frijol, la calabaza y demás.
Todo lo que anoto de Jonathan me lo contó su padre, Raúl Vargas. Un día, no obstante, cuando le llevé su fotografía Jonathan me recalcó una hermosa expresión zapoteca: “Neslí se traduce como recto camino, es el nombre de mi hermana”, me dijo presentándola. Ella, de seis años y otra niña aún menor, me habían llevado mangos maduros de su huerta
Una tarde de mediados de febrero de 2014, cuando la radiación era intensa, me los encontré –padre e hijo- por el centro del pueblo con sus mulares cargados de abono de chivo el cual tenía que ser depositado en un terreno cercano a río Brujo. Raúl estaba muy emocionado, pues el director de Esta canción de amor es para Fátima le había notificado que había sido seleccionada en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara: “Vino Acelo Ruiz y me dijo que vamos a ir a Guadalajara con Jon”.

Abel Ruiz

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