lunes, 5 de junio de 2017

Paco Ignacio Taibo II en Oaxaca

En punto de las 12 horas del sábado 3 de junio de este año, entre aplausos y vítores, arribó al auditorio del Centro Cultural San Pablo, Paco Ignacio Taibo II para presentar su libro La gloria y el ensueño que forjó una patria.

Sin preámbulo y con lenguaje ágil e incisivo, el connotado escritor mexicano adelantó que no escribe para que lo recuerden o para tener reconocimiento sino que su intención es cambiar el mundo. Luego habló de su libro Patria, y dijo que no se propuso hacer una biografía de Juárez pues “hay cientos y malísimas, con muchos errores y con lenguaje acartonado, sino un reencuentro con los hombres que forjaron México”.

Taibo, autor de la crónica Yakis y creador de la nueva novela negra en español, estableció que “México en tan solo 15 años  vio sacudido por la Revolución de Ayutla, que acabaría con la dictadura de Santa Ana; la batalla por la constitución de 1857, el golpe miliar y la Guerra de Reforma, la intervención anglo-franco-española, la agresión militar francesa y la Guerra de Guerrillas contra el imperio de Maximiliano”.

Provocador, el Premio Nacional de Historia del INH, remarcó que “Los protagonistas de la resistencia, de la republica armada, fueron una generación de ciudadanos endiabladamente inteligentes, agudos, esforzados, laboriosos, personajes terriblemente celosos de su independencia y espíritu crítico, honestos hasta la absoluta pobreza. Los liberales puros, los llamados rojos”.
Luego va de Juárez a Melchor Ocampo, de Guillermo Prieto a Santos Degollado y a Mariano Escobedo, y al general y sastre Ignacio Zaragoza. “Juárez no tenía escolta y Santos Degollado, en los momentos de paz, remendaba los uniformes de sus soldados. Escobedo no quería ser general. ¡Por qué no quererlos, chingao!”. Sobre Porfirio Díaz dijo que fue un gran defensor de México, que por ahora no quería hablar mal de él. No obstante, irónico, expresó que fue la participación más álgida de Díaz por la patria, luego Taibo diría que cuando Juárez estaba saliendo de la capital, debido a que se acercaban las fuerzas conservadoras, e iba a ser custodiado por su paisano, no confió en Porfirio Díaz y salió sin su compañía.

De una visión particular a una general del México del siglo XIX, y enseguida la proyección al siglo XXI, y en medio de carcajadas de público por sus ocurrencias relacionadas con el sistema corrupto y depredador, dijo que por vejez o de antas ganas de fumar sus conferencias son solo de una hora.
Al poco salió entre aplausos y con un público todavía expectante. Se fue al jardín del Centro Cultural para firmar los ejemplares que el público adquirió en la antesala del auditorio. Una mujer lo cuestionó sobre su adicción al refresco gringo, pero sin acongojarse Taibo solo dijo: “Me gusta y como dijera el Che, no tiene nada de malo, lo que hay que hacer es expropiarlo”.


(Abel Ruiz López)

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