jueves, 11 de octubre de 2012
El Nobel de Física para David Wineland y Serge Haroche
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de octubre de 2012, p. 2
Estocolmo/Berlín, 9 de octubre. El extraño mundo de las partículas cuánticas reside más allá de nuestra percepción, pero tiene consecuencias directas en la vida diaria; por ejemplo, al utilizar una computadora, lámparas de bajo consumo o sistemas de navegación. El francés Serge Haroche y el estadunidense David Wineland fueron galardonados hoy con el Premio Nobel de Física por su “revolucionaria” investigación en el campo de la óptica cuántica, informó la Academia de las Ciencias en Estocolmo.
Los dos investigadores desarrollaron refinadas técnicas para la observación e intervención en el mundo cuántico, lo que llevó a la construcción de computadoras revolucionarios y relojes más precisos.
Tanto Haroche como Wineland son especialistas a la hora de “domar” las partículas. Consiguieron capturar átomos con carga eléctrica, iones o fotones en estructuras especiales, con lo que pudieron observarlos y manipularlos. Se trató de todo un logro, pues además de la dificultad de captar partículas cuánticas aisladas, éstas suelen destruirse en el proceso de observación. Así, para observar un fotón aislado, es necesario atraparlo, un proceso en el cual la partícula es absorbida. De tal forma que durante mucho tiempo tan sólo se realizaron experimentos teóricos en este campo.
Logros
Sin embargo, los nuevos Premios Nobel consiguieron medir esos sistemas cuánticos sin destruirlos. “Ambos efectuaron una serie de experimentos increíbles en la cuántica óptica y sentaron verdaderos fundamentos”, explicó el dirctor del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica de Garching (Alemania), Immanuel Bloch.
Sus investigaciones hicieron posible nuevas aplicaciones no sólo en el campo de la física: los actuales relojes atómicos podrían ser sustituidos pronto por aparatos ópticos atómicos en general. En ellos, en lugar de contarse las oscilaciones de un átomo de cesio, se contarán las que existen en iones de aluminio, que son 10 veces más rápidas.
Como resultado, los relojes atómicos ópticos son cien veces más exactos que los atómicos clásicos de cesio. Un ejemplo: un reloj atómico óptico que hubiera sido lanzado con el big bang, hace 13 mil 700 millones de años, sólo se desviaría hoy en cinco segundos.
“Los relojes atómicos del presente y del futuro emplean métodos desarrollados por David Wineland”, explicó Fritz Riehele, del Instituto Federal Fisicotécnico de Alemania.
¿Y para qué es necesaria semejante precisión? Sin ir más lejos, para la navegación por satélite. Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein, la fuerza de la gravedad modifica el tiempo. Como consecuencia, los relojes de los satélites de navegación tienen que ser continuamente sincronizados, pues la fuerza de la gravedad es algo menor a un par de cientos de kilómetros de altura que en la superficie terrestre.
Con los relojes atómicos ópticos, se pueden determinar grandes diferencies a tan sólo 30 centímetros, según demostró en 2010 el equipo de Wineland, del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Colorado.
Los investigadores esperan una revolución técnica con las computadoras cuánticas. La unidad de almacenamiento del ordenador tradicional, el bit, puede adoptar uno de estos dos valores: cero o uno. Sin embargo, los bit cuánticos poseen ambos valores a la vez.
Dos bit cuánticos poseen valores del cero al cuatro y con sólo 300 bit cuánticos pueden representarse simultáneamente más valores que átomos hay en el universo. Simplificando, una computadora cuántica realiza simultáneamente cálculos para todos los valores representables.
Sin embargo, la construcción de una computadora cuántica es tremendamente complicada. El grupo de Wineland mostró las primeras operaciones de cálculo con dos bit cuánticos, y otros grupos lograron realizar operaciones cuánticas con varios bit cuánticos. Aún así, el camino para conseguir un ordenador cuántico es todavía largo. “No es tan fácil”, apuntó el físico sueco Gunnar Ingelman. “Quizás podría haber algo a finales de este siglo”, aventura con cautela.
Según la Real Academia de las Ciencias en Estocolmo, “si llega (una computadora cuántica), cambiará nuestra vida de forma tan radical como el ordenador clásico cambió la vida el siglo pasado”.
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