miércoles, 21 de agosto de 2019

El ITO en el Festival del Hongo



Profesores e investigadores del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO) participaron en el Primer Festival del Hongo 2019, llevado a cabo los días 27 y 28 de julio pasado en la pintoresca población de Río Hondo, Miahuatlán, Oaxaca. También acudieron ecologistas, micólogos, micocultivadores, médicos, antropólogos, fotógrafos, botánicos y demás interesados con el objeto de disfrutar del variado programa cultural y social del festival.
La recolección y exposición de hongos fue lo que más llamó la atención pues sorprendió a los visitantes la gran variedad de estos vegetales en la región. También hubo vendimia de hongos comestibles en diversas presentaciones y por supuesto, una rica gastronomía a base de zetas, champiñones y otros.  En una conferencia se resaltó que de las 50 mil especies solo unos cientos son comestibles y que se clasifican en superiores e inferiores.
Y ante el gran interés respecto a los hongos alucinógenos los médicos tradicionales explicaron que se utilizan para reestablecer la salud pero que su consumo debe ser asistido. Los alucinógenos que contienen más alcaloides son los hongos llamados Maestros.
No obstante, otros ponentes tocaron temas paralelos, como por ejemplo, el botánico Enrique Martínez y Ojeda quien dictó la conferencia Desarrollo sustentable y problemática ambiental.
El Primer Festival del Hongo de hecho fue una reunión de amantes de los hongos los cuales además de apreciarlos y degustarlos se solazaron con las notas de la banda infantil de la comunidad.  El grupo de académicos e investigadores del ITO estuvo constituido por Marcos Pedro Ramírez López, Alma Dolores Pérez Santiago, Eva Rubio Espinosa, Esteban López, Jaime Galván Espinosa, Enrique Martínez y Ojeda, becarios de posgrado, Melisa Ramírez y Gema Leyva Alegría quienes condujeron el programa cultural.
La nutrida comitiva del ITO fue encabezada por el maestro Marcos Pedro Ramírez López quien a nombre del director, Ing. Fernando Toledo Toledo, agradeció al presidente municipal de San Mateo Río Hondo, Lic. Julio César López Guendulain las múltiples atenciones y refrendó el convenio entre ambas instancias firmado el 6 de junio de este año.

Abel Ruiz López

miércoles, 7 de agosto de 2019

Todos los paraísos son masculinos y la intrusa es la mujer indefensa, denunciaba Toni Morrison

Periódico La Jornada
Miércoles 7 de agosto de 2019, p. 5
Toni Morrison encontró en la escritura la libertad, pues decía: ‘‘Es donde estoy libre de dolor, es donde nadie me dice qué hacer”.
Fue ejemplo de superación femenina cruzando las barreras de lo racial, lo temporal y lo geográfico.
Morrison no sólo fue una gran escritora, sino una luchadora contra la opresión de la mujer.
Nacida en plena Gran Depresión, en 1931, fue una de cuatros hijos de un obrero del acero y un ama de casa; en 1958 se casó con Harold Morrison, con quien procreó dos hijos y se divorció en 1964.
En su obra, la galardonada con el Premio Nobel de Literatura 1993 perfiló con precisión la historia de la esclavitud y del racismo desde el punto de vista femenino.
Sus personajes son mujeres perdedoras por partida doble: son víctimas de sus maridos, hijos, hermanos y también de los que creían ser sus dueños.
En sus novelas Toni Morrison narró toda la crueldad de un sistema basado en la esclavitud como medio de vida, en el que las personas dejaban de serlo para convertirse en objetos que pertenecían a otros.
‘‘Lo que hago es quitar las tiritas para que se vea la cicatriz, la realidad. No hay que tener miedo de mirar al pasado porque sólo así se sabe quiénes somos”, afirmaba.
El sometimiento de género continúa
El compromiso indeclinable de Toni Morrison con la raza negra influyó en su visión del feminismo al poner de manifiesto que éste con cariz político necesita de mecanismos que conecten con la sociedad contemporánea de manera individual y no homogénea, pues la realidad de las mujeres es múltiple y diversa.
La obra de Toni Morrison es la historia sociopolítica de su etnia entrelazada a la de su país, la de los esclavos, la de los afroestadunidenses, así como las influencias recíprocas entre ellos. En una entrevista, la escritora comentó que en la literatura la figura de las mujeres era relegada y de lo único que se hablaba era de cómo casarse. Consideraba que el sometimiento de la mujer continúa con la burka y la cirugía plástica que le impedía saber quién es quién.
En sus novelas explora las relaciones de género y la situación de las afroestadunidenses; también incluye personajes blancos femeninos de peso como Rebekka, en Una bendición; Margaret, en La isla de los caballeros, así como una mujer no negra que permanece sin identificar durante toda la obra Paraíso.
Machismo en la comunidad negra
Morrison denunció diferentes opresiones contra la mujer, no sólo la carga de nacionalismos negros. Sus novelas denuncian el machismo en la comunidad negra, pues en numerosas ocasiones ella se convierte en el principal sustentador de la economía familiar, a la vez que cuidan el hogar y se encargan de las labores domésticas.
En su novela Amada narra cómo una madre toma la trágica decisión de asesinar a su niña para salvarla de la esclavitud, mientras en el libro Suladescribe la condición de la mujer en una comunidad negra, pobre y desesperanzada.
La obra Paraíso tiene muchos significados y varias historias de los habitantes de un pueblo. Sobre este libro, la autora sostuvo: ‘‘Se forja en torno a la idea de dónde está el paraíso, y quién merece estar en él. Todos los paraísos se definen como enclaves masculinos, mientras el intruso es una mujer, indefensa y amenazada. Cuando nos unimos y nos hacemos poderosas es cuando nos atacan”.

Murió Toni Morrison; visionaria militante del multiculturalismo

Foto

Periódico La Jornada
Miércoles 7 de agosto de 2019, p. 3
Nueva York/París. La escritora Toni Morrison, precursora y gigante de la literatura moderna cuya imaginación desbordante expresada en obras como Beloved Song of Solomon (La canción de Salomón) transformó las letras estadunidenses, falleció. Tenía 88 años.
La primera autora afroestadunidense y única hasta ahora en recibir el Premio Nobel de Literatura, Morrison, descendiente de una familia de esclavos, dio visibilidad a la literatura de su comunidad.
También fue la primera negra en obtener una cátedra en la Universidad de Princeton, santuario reservado durante mucho tiempo a los hombres blancos.
Morrison murió el lunes por la noche en el Centro Médico Montefiore en Nueva York. Su familia dijo en un comunicado, distribuido por la editorial Alfred A. Knopf, que padeció una breve enfermedad.
‘‘Toni Morrison falleció serenamente anoche rodeada por familiares y amigos’’, se informó. ‘‘Fue una madre, abuela y tía extremadamente cariñosa que disfrutaba estar con su familia y amigos. Escritora consumada que amaba la palabra escrita, ya fuera la suya, la de sus estudiantes u otros, leía con voracidad y estaba mayormente en casa cuando escribía’’.
Pocos autores surgieron con un estilo tan rápido y espectacular. Tenía casi 40 años cuando se publicó su primera novela The Bluest Eye (Ojos azules). Para sus 60, tras apenas seis novelas, fue reconocida con el Nobel en 1993, cuando la Academia Sueca la elogió por su ‘‘fuerza visionaria’’ y por indagar en el ‘‘lenguaje mismo, un lenguaje que ella quiere liberar’’ de las categorías de blanco y negro. En 2019 se realizó el documental Toni Morrison: The Pieces I Am.
Dama guapa y perceptiva
Morrison ayudó a colocar el multiculturalismo estadunidense en el escenario mundial y a quitar la censura al pasado de su país, desenterrando las vidas de desconocidos e indeseados y hablando de ‘‘la falta de libertad en el corazón del experimento democrático’’.
En sus novelas, la historia –la historia negra– fue un tesoro de poesía, tragedia, amor, aventura y viejos chismes, ya fuera en un pueblito de Ohio en Sula o en la gran Nueva York, particularmente en Harlem, en Jazz. Consideraba la raza un convencionalismo social y mediante el lenguaje creó el mundo mejor que sus personajes lucharon por obtener. La literatura africana y los relatos de esclavos, la Biblia y García Márquez, todo le sirvió a Morrison para entretejer la más diversa y a la vez armoniosa de las tramas literarias.
‘‘La narrativa nunca ha sido simplemente entretenimiento para mí’’, dijo en su conferencia del Nobel. ‘‘Es, creo yo, una de las maneras principales en las que absorbemos el conocimiento.’’
Ganadora del Pulitzer en 1988 por Beloved, fue una de las presencias más reales en el mundo de los libros, con su gran peinado rasta canoso, la mirada aguda de sus ojos oscuros, y su voz cálida y teatral, capaz de bajar a un misterioso gruñido o subir a un humorístico falsete. Una ‘‘dama guapa y perceptiva”, la llamó James Baldwin.
Sus admiradores fueron incontables: desde colegas autores, estudiantes universitarios, trabajadores y Barack Obama, quien le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad; hasta Oprah Winfrey, quien la idolatró y ayudó a ampliar su base de lectores. Morrison compartía esas opiniones y repetidas veces etiquetó una de sus novelas, Love (Amor), como ‘‘perfecta’’ y rechazó la idea de que los logros artísticos debían aceptarse en silencio.
‘‘Maya Angelou me ayudó sin saberlo’’, dijo Morrison en una entrevista en 1998. ‘‘Cuando ella estaba escribiendo su primer libro, I Know Why the Caged Bird Sings (Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado)yo era una editora en Random House. Ella estaba disfrutando tanto el momento, y jamás dijo: ‘¿Por qué yo? ¿Mi pequeño libro?’’’
‘‘Decidí que... ganar el premio (Nobel) era fabuloso’’, añadió Morrison. ‘‘Nadie me iba a quitar eso y convertirlo en algo más. Me sentí figurativa. Me sentí estadunidense. Me sentí nativa de Ohio. Me sentí más negra que nunca. Me sentí más mujer que nunca. Sentí todo eso, y puse todo eso junto y salí y la pasé bien’’.
Morrison, cuyo verdadero nombre era Chloe Anthony Wofford (apellido del dueño blanco de la plantación que tenía a sus abuelos esclavos), nació en Lorain, Ohio, pueblo acerero a las afueras de Cleveland. Estudió en la Universidad Howard, donde pasaba la mayor parte de su tiempo libre en el teatro, y conoció al arquitecto jamaiquino Harold Morrison, con quien se casó en 1958 y tuvo dos hijos: Harold y Slade; se divorció en 1964.
Aun mientras crecía, creyó que era más inteligente que los niños blancos. Era una alumna de honor que decidió ir a Howard porque soñaba con pasar su vida entre intelectuales negros. Y aunque terminó enseñando en su alma mater, Howard la decepcionó. La vida en el campus se sentía más cercana a una escuela de élite que a una institución de conocimiento.
Mujer en el ámbito editorial
En 1964, Toni Morrison comenzó a laborar de editora en Random House, siendo una de las pocas mujeres negras en el mundo editorial. Los 20 años siguientes trabajó con autores emergentes de ficción como Gayl Jones y Toni Cade Bambara, en las memorias de Muhammad Ali y libros de activistas como Angela Davis y el dirigente de los Panteras Negras Huey Newton. Un proyecto especial fue editar The Black Book (El libro negro),una colección de todo, desde anuncios publicitarios en periódicos hasta letras de canciones que anticipó su inmersión en las vidas cotidianas del pasado.
Para finales de los años 60 era una madre soltera y escritora resuelta que impulsada por su futuro editor, Robert Gottlieb, decidiría si iba a escribir o editar. Sentada en la mesa de su cocina, creó una historia basada en los recuerdos de infancia de una niña negra de Lorain, que deseaba tener ojos azules. Tituló la novela The Bluest Eye. Carecía de agente y fue rechazada por varias editoriales antes de conseguir un acuerdo con Holt, que la publicó en 1969. Las ventas fueron modestas, pero a los críticos les gustó y Morrison pronto firmó contrato con Gottlieb and Knopf, su casa editorial de toda la vida.
Universitaria brillante, Toni Morrison escribió ensayos como Jugando en la oscuridad (Playing in the dark, 1992), en el que desmenuza el lugar del esclavo en la construcción en contraste con la identidad blanca estadunidense.
La escritora afirma nunca haber sido verdaderamente consciente de la segregación hasta que partió en 1949 a la Universidad Howard, la Black Harvard, en Washington.
Ferviente simpatizante de Barack Obama, al día siguiente de la elección de Donald Trump, publicó en la revista New Yorker un artículo titulado ‘‘En duelo por la blancura’’.
‘‘Me gustaría escribir sobre los negros sin tener que decir que son negros. Exactamente como hacen los blancos sobre los blancos’’, repetía con su voz grave y entrecortada por su comunicativa risa.