Ericka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
Jueves 12 de febrero de 2015, p. 7
Jueves 12 de febrero de 2015, p. 7
Ignacio Manuel Altamirano, escritor, periodista, crítico, historiador, políglota, militar, diputado, representa una figura de las que ya no existen en México, y
en este momento estamos muy lejos de tener una figura como él, pero la habrá, dice Víctor Jiménez.
El investigador es uno de los colaboradores en el libro Altamirano: vida, tiempo, obra, que hoy será presentado en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El volumen, coeditado por Juan Pablos y el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, puede adquirirse en formato impreso o descargarse de manera gratuita en el sitio webwww5.diputados.gob.mx/index.php/camara/Centros-de-Estudio/CESOP/Editorial/Libros/Altamirano-Vida-Tiempo-Obra
La finalidad es abrir nuevos caminos al estudio de la obra de Altamirano, cuya figura
ha sido degradada, indica el historiador Julio Moguel, coordinador del libro en el que también participan Jorge Zepeda, Alberto Vital, Adrián Rodríguez y Mario Casasús, tataranieto del también diplomático mexicano, de quien mañana se conmemoran 122 años de su muerte, ocurrida en San Remo, Italia.
La obra incluye un texto inédito de Juan Rulfo acerca de Altamirano, cedido por su viuda Clara Aparicio, así como una fotografía del escritor nacido en Tixtla, Guerrero, en 1834, y la penúltima carta que envió Altamirano fechada el 18 de diciembre de 1892, meses antes de su muerte. Estas dos últimas imágenes fueron cedidas por Mario Casasús.
Este libro aporta una actualización de Altamirano
con nuevas perspectivas de análisis. Todo tema está siempre abierto a una revisión analítica y creo que es lo que se consiguió, dice Jiménez.
¿Para qué y por qué hoy Altamirano?, se pregunta Moguel.
Es una figura que ha sido degradada, considerada menor en su escritura literaria, poética, novela, poesía, cuento y ha sido considerado un historiador menor, un escritor de literatura menor, y que esto no parecería ser casual, ahí hay un problema que tiene que ver con una manera de mirar a los personajes, a los autores, a los escritores. Altamirano y Rulfo son dos personajes que por distintos medios y en tiempos diferentes son subvalorados por ciertos sectores del ámbito cultural dominante en el país.
Falta de cohesión social
Jorge Zepeda trabajó con la novela El zarco, en la cual “existe toda una propuesta para enfrentar esos problemas ante el abandono del Estado de ese entonces. Leer El zarco es un buen ejercicio para ver en qué medida aún tenemos muchos problemas de inestabilidad y falta de cohesión social”.
Ahora son escasas las posibilidades de encontrar otras cosas inéditas de Altamirano, dice Mario Casasús. “El último gran hallazgo que se hizo se publicó en La Jornada el 12 de febrero de 1993, cuando la historiadora Nicole Giron encontró el único ejemplar que existía del discurso que Altamirano pronunció en 1884, titulado Oración cívica, y que él pidió que no se publicara. Esa promesa se mantuvo por parte de la rama francesa de la familia Casasús. Nicole le dio la exclusiva a La Jornada en 1993, cuando se cumplió el centenario de la muerte de Altamirano. Ese discurso ya se incorporó a Obras completas (que son 23 tomos)”.
Sin embargo, existe una posibilidad en el archivo del historiador Jesús Sotelo Inclán, fallecido en 1983.
Quizá no manuscritos, sino pequeños versos colegiales.
Otro tema pendiente es el oficio periodístico de Altamirano, en particular en la revista El Renacimiento, dice Moguel.
Altamirano cree que con esa revista hay la posibilidad de refundar la República en la que él cree. Esa revista es una joya. No tiene antecedentes.
Altamirano... será presentado hoy a las 12 horas en el Instituto de Investigaciones Filológicas (Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria.)
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