Periódico La Jornada
Domingo 11 de febrero de 2018, p. 2
Domingo 11 de febrero de 2018, p. 2
El nuevo libro del historiador Antonio García de León, Misericordia,publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), es
un homenaje a la gran victoria cultural y espiritual de los apaches, el único pueblo que no permitió ser colonizado, y es asimismo una demostración de que
la historia también puede escribirse de manera poética, no solamente teórica, llena de referencias, fuentes, seca. Cuando encontré en el Archivo General de la Nación (AGN) el expediente que dio origen a este libro, lloré ante esta gran poesía trágica y sentí que merecía ser escrita de manera literaria, dice el autor en entrevista con La Jornada.
El doctor Antonio García de León Griego (Jáltipan, Veracruz, 1944) es lingüista, músico e historiador. Por su libro Tierra adentro, mar afuera: el puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento le fue otorgado el Premio Clarence H. Haring, valorado como el Premio Nobel de los Historiadores.
Testigos de ceremonias y batallas
En el Archivo General de la Nación, mientras trabajaba en ese libro precisamente, topó con un legajo que lo conmocionó: “el Volumen 77 del Indiferente de Guerra, diario de campo de Nicolás de Cosío, militar español que perseguía a los apaches. Ahí me entero de que hubo una fuga de apaches en Jalapa. Al ver que no aparecían las voces de los vencidos, decidí dársela y, por lo pronto, no incorporar ese material en el libro sobre el puerto de Veracruz, sino escribir una novela con largos poemas en prosa poética”.
Así nació Misericordia: el destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, 215 páginas de poesía estremecedora, una prosa conmocionante, amena, interesante, docta y noble, donde García de León nos conmueve con la narración de esta
guerra ritualizada, la resistencia de los pueblos indios de Norteamérica.
Acudimos en este hermoso libro por igual a las ceremonias místicas de los apaches que los vemos en el campo de batalla:
los mejores flecheros de la América septeptrional y sus manos expertas que imprimían a las saetas de mimbre y carrizo una fuerza mortal que aterrorizaba a sus enemigos, pues eran capaces de atravesar con ellas un bisonte.
Misericordia narra la fuga de 18 guerreros cautivos ocurrida a inicios del invierno de 1796, en una veta del camino cercano a Jalapa, y su recorrido en armas hasta el sur de Guanajuato, y el traslado de esclavos apaches hasta el Caribe, la persecución sin misericordia, la guerra creativa de los perseguidos que aplicaron “un arte de la guerra que se parece mucho al Arte de la guerra de Sun Tzu. Me inspiré mucho en la forma en que los chinos ven la guerra: ritual de movimientos, de vacíos; una especie de I Ching donde nada está vacío”.
Misericordia: el destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España es publicado por el FCE. En la imagen, su autor, Antonio García de LeónFoto Carlos Ramos Mamahua
Comparte el doctor García de León:
El primer día que vi este expediente me hizo llorar, me asombró la manera en que una crueldad tan antigua, un inventario de crueldades que fue la persecución contra los apaches, puesta por escrito por un militar de buena pluma, te puede conmover.
Pero al no estar en esos partes militares la voz de los vencidos, el doctor García de León decidió escribir Misericordia.
El motivo de la conmoción, el estremecimiento:
La dignidad de la resistencia ritualizada.
Cuando los apaches, en su martirización, son llevados a las mazmorras de San Juan de Ulúa,
saben que no hay más destino que la muerte; antes de ser vencidos, prefieren el holocausto; tienen la ventaja sobre sus enemigos del concepto que esgrimen sobre la muerte: si mueren en combate se convertirán en cuerpos celestes y serán dignos de acompañar al sol en su periplo. Así que se lanzan al mar y, para distraer a los tiburones, dos de ellos se sacrifican, para que, ocupadas las bestias marinas en devorarlos, puedan salvarse sus compañeros apaches a pleno nado.
Escribir con libertad
Eso está en los archivos, en los informes militares.
Pero en esos documentos los vencidos no hablan. Por justicia poética, me puse a escribir lo que ellos pudieran haber estado pensando durante su persecución, que duró tanto tiempo y describo las acciones de la gran cultura apache, su religión sin dioses, sino espíritus de los lugares, y cuento sus rituales en los accidentes geográficos, principalmente los cerros, y narro cómo se apoderaron del Cofre de Perote, lugar sagrado, donde ocurre una comunicación directa con lo divino, con otros universos.
Misericordia, en consecuencia, “es un relato líquido; la narración de una guerra ritualizada. Construyo personajes para contar la historia que no es conocida, la que está latente en los archivos pero sin voz.
Y para narrarlo me sentí libre de solazarme en el regusto por el lenguaje. Hay en este libro un gusto por escribir con libertad porque siempre los historiadores estamos acotados, no tenemos la libertad de un literato, porque tenemos que apegarnos a las fuentes, pero como los vencidos no hablan en las fuentes, me sentí libre de escribir largos poemas en prosa y dotar así de voz coral a esa gran estrategia espiritual, a esa gran batalla ritualizada, a la dignidad de la resistencia ritualizada. Este libro, en consecuencia, es un homenaje a los apaches, a la gran victoria cultural y espiritual de los apaches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario