domingo, 11 de febrero de 2018

Litio y cobalto son oro blanco para la industria de celulares y autos eléctricos

Periódico La Jornada
Domingo 11 de febrero de 2018, p. 18
Berlín.

Litio, cobalto y coltán son considerados el oro de los automóviles eléctricos. Sin ellos la revolución en las carreteras, el mundo energético y la comunicación digital sería imposible. Estos elementos, junto con las tierras raras, son la materia prima de las baterías de los automóviles eléctricos, de los smartphones y los centros de energía eólica.

Se les utiliza en otros productos tecnológicos y están dando indicios de agotamiento, sobre todo el litio, lo que podría afectar a consumidores y empresas. El litio, también llamado oro blanco se usa en la producción de las células de las baterías, cuyo rendimiento es un factor determinante para el avance del sector.

China es uno de los actores más activos en el mercado del litio. Con más de 500 mil vehículos eléctricos e híbridos vendidos en 2017, se ha convertido en el mayor mercado mundial de automóviles eléctricos, pero Pekín no sólo quiere ser número uno en la movilidad eléctrica, sino en la producción de las baterías.

Hoy día China consume más de 40 por ciento de la producción mundial de litio y por eso estrecha sus vínculos con Sudamérica y Australia, donde también hay una producción importante del metal. El gigante asiático intenta concentrar gran cantidad de reservas para proteger su producción de las fluctuaciones de precios.

El triángulo sudamericano formado por Chile, Argentina y Bolivia ya ha sido bautizado como la Arabia Saudita de Sudamérica. El salar de Uyuni, en el altiplano boliviano, contiene al parecer las mayores reservas mundiales de litio.

Hace unos meses, el presidente boliviano Evo Morales anunció que el país construirá una gran industria del litio con una inversión de 800 millones de dólares. Tras ensayos con un sistema piloto se levantará una gran instalación extractora diseñada por la empresa alemana K-UTEC. El complejo ocupará unos 40 kilómetros cuadrados.

Un total de 26 empresas, provenientes de países como China, Rusia, Finlandia, Alemania, España y México, se presentaron a la licitación para construir la fábrica de baterías que Bolivia explotará como una empresa conjunta con firmas extranjeras. Las compañías chinas son las más interesadas en obtener participación.

Con unas 9 millones de toneladas estimadas, Bolivia tiene las mayores reservas mundiales de litio, pero por el momento el líder de producción seguirá siendo Chile. Se calcula que hasta 2030 se duplicará la exportación de carbonato de litio hasta las 180 mil toneladas al año. Los fondos que invierten en el material están obteniendo enormes ganancias.

De acuerdo con previsiones de la Agencia Alemana de Materias Primas (Dera), la demanda global de litio se duplicará en 2025 desde las 33 mil toneladas actuales.

Los minerales cobalto, níquel y platino, así como el grafito y las tierras raras también tienen un papel central en la economía digital. La demanda de cobalto creció de 65 mil toneladas por año en 2010 a 90 mil toneladas en 2015. El Instituto de Ecología de Friburgo indicó que también en este caso podría haber desabasto y que por ello es importante aumentar el reciclado.

Más de la mitad de la producción de cobalto del mundo procede del Congo, el gigantesco país del centro de África –del tamaño de Europa occidental–, sumido desde hace años en graves conflictos y guerras. También se encuentran allí la mitad de las reservas totales, estimadas en 7 millones de toneladas.



Misericordia demuestra que la historia también puede ser poética



Periódico La Jornada
Domingo 11 de febrero de 2018, p. 2
El nuevo libro del historiador Antonio García de León, Misericordia,publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), es un homenaje a la gran victoria cultural y espiritual de los apaches, el único pueblo que no permitió ser colonizado, y es asimismo una demostración de que la historia también puede escribirse de manera poética, no solamente teórica, llena de referencias, fuentes, seca. Cuando encontré en el Archivo General de la Nación (AGN) el expediente que dio origen a este libro, lloré ante esta gran poesía trágica y sentí que merecía ser escrita de manera literaria, dice el autor en entrevista con La Jornada.
El doctor Antonio García de León Griego (Jáltipan, Veracruz, 1944) es lingüista, músico e historiador. Por su libro Tierra adentro, mar afuera: el puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento le fue otorgado el Premio Clarence H. Haring, valorado como el Premio Nobel de los Historiadores.
Testigos de ceremonias y batallas
En el Archivo General de la Nación, mientras trabajaba en ese libro precisamente, topó con un legajo que lo conmocionó: “el Volumen 77 del Indiferente de Guerra, diario de campo de Nicolás de Cosío, militar español que perseguía a los apaches. Ahí me entero de que hubo una fuga de apaches en Jalapa. Al ver que no aparecían las voces de los vencidos, decidí dársela y, por lo pronto, no incorporar ese material en el libro sobre el puerto de Veracruz, sino escribir una novela con largos poemas en prosa poética”.
Así nació Misericordia: el destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, 215 páginas de poesía estremecedora, una prosa conmocionante, amena, interesante, docta y noble, donde García de León nos conmueve con la narración de esta guerra ritualizada, la resistencia de los pueblos indios de Norteamérica.
Acudimos en este hermoso libro por igual a las ceremonias místicas de los apaches que los vemos en el campo de batalla: los mejores flecheros de la América septeptrional y sus manos expertas que imprimían a las saetas de mimbre y carrizo una fuerza mortal que aterrorizaba a sus enemigos, pues eran capaces de atravesar con ellas un bisonte.
Misericordia narra la fuga de 18 guerreros cautivos ocurrida a inicios del invierno de 1796, en una veta del camino cercano a Jalapa, y su recorrido en armas hasta el sur de Guanajuato, y el traslado de esclavos apaches hasta el Caribe, la persecución sin misericordia, la guerra creativa de los perseguidos que aplicaron “un arte de la guerra que se parece mucho al Arte de la guerra de Sun Tzu. Me inspiré mucho en la forma en que los chinos ven la guerra: ritual de movimientos, de vacíos; una especie de I Ching donde nada está vacío”.
Foto
Misericordia: el destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España es publicado por el FCE. En la imagen, su autor, Antonio García de LeónFoto Carlos Ramos Mamahua
Comparte el doctor García de León: El primer día que vi este expediente me hizo llorar, me asombró la manera en que una crueldad tan antigua, un inventario de crueldades que fue la persecución contra los apaches, puesta por escrito por un militar de buena pluma, te puede conmover.
Pero al no estar en esos partes militares la voz de los vencidos, el doctor García de León decidió escribir Misericordia.
El motivo de la conmoción, el estremecimiento: La dignidad de la resistencia ritualizada.
Cuando los apaches, en su martirización, son llevados a las mazmorras de San Juan de Ulúa, saben que no hay más destino que la muerte; antes de ser vencidos, prefieren el holocausto; tienen la ventaja sobre sus enemigos del concepto que esgrimen sobre la muerte: si mueren en combate se convertirán en cuerpos celestes y serán dignos de acompañar al sol en su periplo. Así que se lanzan al mar y, para distraer a los tiburones, dos de ellos se sacrifican, para que, ocupadas las bestias marinas en devorarlos, puedan salvarse sus compañeros apaches a pleno nado.
Escribir con libertad
Eso está en los archivos, en los informes militares. Pero en esos documentos los vencidos no hablan. Por justicia poética, me puse a escribir lo que ellos pudieran haber estado pensando durante su persecución, que duró tanto tiempo y describo las acciones de la gran cultura apache, su religión sin dioses, sino espíritus de los lugares, y cuento sus rituales en los accidentes geográficos, principalmente los cerros, y narro cómo se apoderaron del Cofre de Perote, lugar sagrado, donde ocurre una comunicación directa con lo divino, con otros universos.
Misericordia, en consecuencia, “es un relato líquido; la narración de una guerra ritualizada. Construyo personajes para contar la historia que no es conocida, la que está latente en los archivos pero sin voz.
Y para narrarlo me sentí libre de solazarme en el regusto por el lenguaje. Hay en este libro un gusto por escribir con libertad porque siempre los historiadores estamos acotados, no tenemos la libertad de un literato, porque tenemos que apegarnos a las fuentes, pero como los vencidos no hablan en las fuentes, me sentí libre de escribir largos poemas en prosa y dotar así de voz coral a esa gran estrategia espiritual, a esa gran batalla ritualizada, a la dignidad de la resistencia ritualizada. Este libro, en consecuencia, es un homenaje a los apaches, a la gran victoria cultural y espiritual de los apaches.