Mariel Vázquez Melken*
N
o conocí a Maryam Mirzakhani, la única mujer en ganar la Medalla Fields, considerada el Premio Nobel de las Matemáticas. Murió hace pocos días. Se la llevó, a sus 40 años, un cáncer de pecho. De haber sobrevivido habríamos coincidido finalmente este verano en Oaxaca, en el Congreso de la Asociación Matemática de Países del Pacífico (Prima, por sus siglas en inglés), donde las dos estamos programadas para dar ponencias plenarias.
Nuestros caminos nunca se cruzaron. Y sin embargo tenemos muchas cosas en común, tantas que mi corazón sufre y me inunda su pérdida.
No hablo sólo por mí, hablo en nombre de tantas otras mujeres. Como Maryam nosotras también somos matemáticas y científicas. Somos madres. Somos inmigrantes. Aguantamos y seguimos adelante. Sentimos el compromiso de trabajar para un mundo mejor.
Nos apasiona la idea de inspirar a la siguiente generación, especialmente a las niñas, nuestras propias hijas y aquellas cuyo entorno las oprime y disminuye con aquel incesante y lento susurro de
tú no puedes...
Hace unos meses recibí la invitación para impartir una ponencia plenaria en el Congreso Prima 2017, donde Maryam sería otra de las plenaristas. ¡Me emocionó la posibilidad de finalmente conocerla! La idea de que nuestro encuentro fuera en mi país natal, y en una de mis ciudades favoritas, me llenó de alegría.
Sabiendo que en un congreso de esa magnitud el tiempo vuela, decidí escribirle para presentarme y concretar una cita para vernos en la hermosa ciudad de Oaxaca.
No alcancé a enviar ese mensaje. Prima se realiza del 14 al 18 de agosto; Maryam no va a estar allí. El programa incluye 14 plenaristas, de los cuales cuatro son mujeres, incluyendo a Maryam. Ahora sólo seremos tres de 13, eso no es más que 23 por ciento, menos de la cuarta parte. Desafortunadamente datos como éste no son atípicos en un congreso de matemáticas.
Las pocas investigadoras como Maryam son las que aumentan los porcentajes, décima por décima. ¿Por qué? Porque es nuestro deber. En el proceso vemos transformaciones que nos llenan de alegría y nos sirven de combustible para seguir adelante.
A Maryam le diagnosticaron cáncer de pecho a los 37 años, y falleció tres años más tarde, el 14 de julio de 2017. A mí me encontraron el cáncer unos pocos meses después de cumplir los 40 años. Este mes marca el quinto aniversario del final de mi tratamiento. Me considero muy afortunada y admiro a esta mujer fantástica.
Nunca coincidí con Maryam, pero la conozco bien.
Hagamos un momentáneo viaje en el tiempo, un flashback como dicen en inglés: me estoy recuperando de la primera cirugía y a punto de empezar quimioterapia. Hay la oportunidad de dar clases a niños de primaria, enseñarles que las matemáticas son divertidas. La mitad son mujeres.
Es importante, lo voy a hacer.
Estoy en mitad de las seis semanas de radioterapia, asesorando estudiantes de posgrado, escribiendo reportes, evaluando artículos de investigación y preparándome para dar una plenaria en un congreso nacional.
Es importante, sí iré. Pero la mente está cubierta por un fino velo de confusión, y la voz interna es traicionera:
Nunca vas a poder volver, no vale la pena ni intentarlo. Y así, con el cuerpo adolorido y esa voz interna que cada día ganaba más fuerza, recibí aquel correo de la Casa Blanca anunciando que había sido elegida para recibir un premio presidencial.
¡Levántate y déjate de tonterías! Este es tu camino y no te detendrás. Simplemente recuerda siempre poner un pie después del otro, y seguir adelante.
No obstante el dolor y la fatiga, a pesar del miedo y la incertidumbre, nunca dejamos pasar la oportunidad de inspirar, pero hay demasiadas mujeres, y demasiadas minorías que han dejado caer sus sueños por falta de un modelo a seguir, por su necesidad de afirmarse. Los que están en el poder tienen que oír nuestras voces.
Honraré la memoria de Maryam con acciones. En el congreso Prima daré la mejor plenaria posible. También la honraré durante la charla pública que será en una plaza oaxaqueña. Espero que la matemática vestida de gala, con colores y dibujos animados, atraiga a niños y adolescentes curiosos, los inspire e invite a sus padres a ver que siempre hay un camino hacia adelante y para arriba.
A pesar de la pobreza y de la violencia, a pesar de los políticos, hay otra manera de hacer las cosas y a veces simplemente se necesita saber que el camino existe y que alguien como Maryam ya lo ha recorrido. Verse a uno mismo, y a su propia fuerza interna como reflexiones de la de Maryam.
Descansa en paz, Maryam Mirzakhani, y que tu luz siga brillando e inspirando a las personas para llegar a ser lo que quieren ser, a pesar de lo que los demás piensen o digan.
Nota: versión abreviada en español de la Carta al Editor que será publicada en la edición de septiembre 2017 de la revista Notices de la Sociedad Matemática Americana.
*Mariel Vázquez Melken es profesora de matemáticas y de microbiología y genética molecular en la Universidad de California en Davis. Originaria de la Ciudad de México y egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha recibido varios premios en Estados Unidos por su investigación y labor educativa, incluyendo el Premio Blackwell Tapia, en 2016, y el Premio Presidencial Pecase (Presidential Early Career Award for Scientists and Engineers), otorgado por la Casa Blanca en 2012.
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