miércoles, 25 de enero de 2017

Resignifican la cosmogonía huichol para acercarla a los jóvenes

Periódico La Jornada
Martes 24 de enero de 2017, p. 4
El primer venado que salió del mar fue hasta el desierto de Wirikuta, lugar de la luz, y se entregó a los cinco cazadores míticos transformados en peyote, cacto sagrado, justo al salir el sol por primera vez, relata la leyenda.
Ese es un fragmento de la cosmogonía del pueblo huichol, un mundo que nació de una jícara, tejido con los cabellos de la anciana más antigua, y cuya historia se puede apreciar en la exposición Caminos de luz: universos huicholes montada en el Museo Nacional de Antropología.
A un mes de la inauguración, hasta el pasado domingo, la muestra ha sido vista por 111 mil 299 personas, quienes se han deslumbrado con la pieza principal: una tabla rectangular, de 2.5 metros de ancho por 122 centímetros de alto, con dibujos en 20 tonalidades de estambre, creada hace más de 30 años por José Benítez Sánchez (1938-2009), artista y guía espiritual (mara’akame, en huichol).
La obra se titula La visión de ‘Tatutsi Xuweri Timaiweme y narra los mitos, deidades y símbolos de los wixaritari (huicholes), nietos del fuego, hijos del sol, la lluvia, la tierra y el mar, hermanos menores del venado y el peyote, herederos del que desposó a las cinco diosas del maíz, único sobreviviente de un devastador diluvio.
Búsqueda colectiva de visiones
Pilar Cuairán Chavarría, curadora de Caminos de luz, explica que la muestra se inscribe en Una pieza: una cultura, ciclo de largo aliento de exposiciones temporales organizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que busca mostrar con una sola obra la grandeza del patrimonio y la cultura de México.
“Con los más modernos avances tecnológicos el INAH se hace contemporáneo de todos los universos del hombre para poner en valor piezas emblemáticas de las culturas mexicanas que son elementos esenciales de nuestro patrimonio arqueológico y etnográfico.
Ponemos así al alcance de los más jóvenes la posibilidad de resignificar la pieza como síntesis y portavoz de la cultura a la que pertenece, añade la especialista.
La exhibición se desarrolla sobre cinco ideas: el origen de la cultura wixárika, con una proyección de dibujos animados en una megapantalla que explica el pasado mitológico; el espacio, dedicado a la geografía sagrada; la comunidad, que revela cómo se entrelaza la vida cotidiana de los huicholes, población estimada en 48 mil habitantes; el ritual, donde se aprecia cómo el acontecer cobra sentido mediante un conjunto de ritos, y el destino, “noción que engloba el supramundo, la esfera que habitan sus deidades, donde se busca la iniciación chamánica y que está ‘encarnada’ en sus espacios reales, de ahí que el viaje a Wirikuta (ubicado en el Bajío, al pie de la sierra de Catorce y el cerro Paritekia) sea una búsqueda colectiva de visiones”.


Cuairán Chavarría dice que el título de la exposición, Caminos de luz, “nos recuerda que estamos ante una cultura cuyo eco y herencia resuenan en toda la geografía de México en la actualidad. Es una cultura que hermana a los estados de Nayarit, Jalisco, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, en un territorio a un tiempo mítico y vívido.
“Es una región que comparte un patrimonio único. La tabla wixárika de Benítez forma parte del acervo del Museo Nacional de Antropología y, por tanto, del patrimonio de los mexicanos.
La pieza es un vehículo que busca transmitir las ideas más representativas de esa cosmovisión, al tiempo que se brinda una propuesta de lectura siempre invitando al público a hacer la propia.
Ensoñación del amanecer
Por primera vez una exposición del INAH está totalmente diseñada para que pueda ser apreciada por personas invidentes, débiles visuales o sordas. Además de videos en lenguaje de señas, todas las cédulas cuentan con versión en braille y hay un catálogo en ese sistema de lectura.
La belleza y fuerza estilística de La visión de ‘Tatutsi Xuweri Timaiweme se reprodujo también en una tabla del mismo tamaño, especial para que sea tocada por el público, que da una idea de la textura que tiene la pieza original, la cual está cubierta por estambre adherido con cera.
La obra “es como una visión o ensoñación del amanecer. Al mismo tiempo, como en las fiestas y rituales huicholes, el mara’akame se comunica con las deidades a través de su canto; imagínala como un canto de iniciación hecho figuras de estambre”, se lee en una cédula.
En cuanto al contenido, añade, en la obra se pueden encontrar referencias de al menos 13 deidades, 10 de sus mitos cosmogónicos y nueve de sus símbolos más distintivos, sumando cientos de formas entre objetos, animales, plantas, elementos de paisaje y seres con rasgos humanos o de animal.
La curadora concluye que para fortuna nuestra, la cultura wixárika sigue viva en los más de 50 mil niños, jóvenes, mujeres y hombres de Nayarit, Jalisco, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí que la comparten.
Sus culturas material e inmaterial, así como su cosmovisión, son parte invaluable del patrimonio cultural del país, de ahí la trascendencia de Caminos de luz, la exposición más novedosa y de mayor calidad sobre esta cultura montada en las recientes décadas.
La muestra, que concluirá en abril, se puede visitar de martes a domingo de 9 a 19 horas. Acceso con el boleto de entrada al Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi, Chapultepec).

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