Don Celso Miguel Cruz fue uno de
los actores principales de la 5ª Feria de la Bioagrodiversidad, celebrada el
sábado 28 de noviembre de 2015, en la comunidad de Unión Zapata, Mitla. Su
puesto fue de lo más vistoso y variado. Maíces amarillo, morado, blanco,
colorado, rosa, pinto, así como frijol y calabazas y semillas de éstas. También
tenía tortillas amarillas y pinole. Todos estos productos los había dispuesto,
junto con su hijo Hugo, artísticamente, como si fuera una ofrenda a la madre
Naturaleza.
Don Celso Miguel fue uno de
tantos participantes de la 5ª Feria organizada por diversas organizaciones
culturales y científicas coordinadas por Flavio Aragón Cuevas, investigador del
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
(Inifap)
Desde muy temprano llegaron ese sábado a Unión Zapata -muy cerca de la
cueva de Guilá Naquitz, donde se encontraron semillas de maíz, calabaza, frijol
y fibras de maguey, de hace más de 8 mil años- campesinos, agricultores,
funcionarios y visitantes para apreciar los productos agro-pecuarios llegados
de diversos lugares de la entidad y de otros estados, como Jalisco, Veracruz y
Campeche.
Luego de la calenda, las
autoridades de unión Zapata dieron la bienvenida y luego Flavio Aragón
agradeció la participación de los campesinos y agricultores allí presentes
“Tenemos suficientes semillas, pero necesitamos organizarnos y producir, pero
para eso necesitamos apoyos de diversos sectores” y cuestionó que estemos comprando
del extranjero nuestros alimentos.
Y don Celso Miguel Cruz pone el
ejemplo. Oriundo de San Bartolo Soyaltepec, Mixteca Alta, trabajó por mucho
tiempo en el Distrito Federal y luego en la ciudad de Oaxaca, y antes de
trabajar en el INEGI de afanador, fue vendedor de zapatos y recorrió gran parte
del estado. “Pero yo quería tener algo mío, yo quería volver al campo, porque
el campo siempre me ha gustado, siempre me ha llenado de gusto”, enfatiza
acomodándose su sombrero de palma. Y por lo que cuenta, es un maestro de la
agricultura tradicional. Usa abono animal, arado y yunta para sus cultivos.
Cuenta que en Magdalena Apasco, Etla, encontró un terreno de varias hectáreas y
allí construyó su rancho, pues también cría cerdos, gallinas, guajolotes, conejos
y borregos.
Don Celso recalca que es feliz
cultivando su tierra, junto con su esposa doña Juana Santiago Velasco y dice
que ha logrado que su hijo Hugo Miguel Santiago siga sus pasos.
La entrevista a don Celso es
premonitoria pues minutos después, Flavio Aragón lo menciona como ganador en la
categoría de diversidad de productos. Su diploma y su desgranadora los recibió de manos de Alberto Sánchez,
delegado del CONACYT. Todo esto ocurrió a unos kilómetros del complejo de las
300 cuevas de Mitla, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
(Abel Ruiz López)
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