jueves, 30 de enero de 2014

martes, 28 de enero de 2014

Muere el escritor José Emilio Pacheco

Periódico La Jornada
Lunes 27 de enero de 2014, p. 2
La poesía, la narrativa, el ensayo, la traducción y el periodismo dicen adiós a uno de sus grandes autores. José Emilio Pacheco quien falleció este domingo a los 74 años.
La noticia fue dada por su hija Laura Emilia, a las 18:45, a los medios de comunicación que desde el sábado, cuando ingresó al hospital, hacían guardia afuera del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
“Con enorme pesar, tengo que decirles que mi padre falleció hace unos 20 minutos. Se fue muy tranquilo, se fue en paz. Murió en la raya, como él hubiera querido. El viernes terminó de escribir suInventario (columna semanal para la revista Proceso), dedicado a un amigo querido, a Juan Gelman. Hizo lo que hacía todas las noches. Se acostó a dormir y ya no despertó. Eso es todo”, explicó la también escritora, traductora y editora..
Agregó que se despedirá a su padre este lunes a partir de las 12 horas en la sede de El Colegio Nacional (Donceles 104, Centro Histórico), del que era miembro.
Ahí va estar abierto para quien quiera. Él tenía mucha gente que lo quería, y a sus lectores, añadió Laura Emilia, quien sólo explicó que su padre murió de un paro cardiorrespiratorio.
A los representantes de los medios de comunicación les dijo: él les hubiera agradecido su atención, ustedes que lo trataron saben que era una persona muy afectuosa con ustedes.
Al fallecer el autor de Las batallas en el desierto se encontraban con él su esposa, la periodista Cristina Pacheco; sus hijas, Laura Emilia y Cecilia, y sus amigos, el artista Vicente Rojo, la escritora Bárbara Jacobs y la poeta Coral Bracho.
Al darse la noticia de que la despedida del escritor sería en la sede de El Colegio Nacional y no en el Palacio de Bellas Artes, cundió la estupefacción e incredulidad entre muchos escritores, quienes mencionaron que Bellas Artes es el espacio del pueblo, al contrario del área de notables que es El Colegio Nacional; en Bellas Artes estuvieron Octavio Paz y Carlos Fuentes; no podemos creer esto.
El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, declaró en la televisión que ofreció a la familia el Palacio de Bellas Artes y que los deudos tomaron en consideración el ofrecimiento.
Autor de la novela icónicaLas batallas en el desierto, Pacheco, quien obtuvo en 2009, con unos meses de diferencia, los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes, se enamoró de la ficción desde 1947, cuando siendo niño vio una representación de El Quijote en el Palacio de Bellas Artes.
Así lo recordó en su discurso de aceptación del Cervantes, el Nobel de la lengua castellana: “En aquella mañana tan remota descubro que hay otra realidad llamada ficción. Me es revelado también que mi habla de todos los días, la lengua en que nací y constituye mi única riqueza, puede ser para quien sepa emplearla algo semejante a la música del espectáculo, los colores de la ropa y de las casas que iluminan el escenario. La historia del Quijote tiene el don de volar como aquel Clavileño. He entrado sin saberlo en lo que Carlos Fuentes define como el territorio de La Mancha. Ya nunca voy a abandonarlo”.
Y en verdad nunca abandonó ese territorio. Lo recorrió como cuentista, poeta, ensayista, traductor, novelista y editor. Lo tasó con las palabras que pronunció en numerosas conferencias, presentaciones y cuando recibía los muchos premios que se le concedieron por su obra o en las charlas con amigos, lectores y periodistas que siempre buscaron de él una declaración tanto de lo que escribía y pensaba de la literatura como de la vida política y social del país.
José Emilio Pacheco nació en la ciudad de México el 30 de junio de 1939. Estudió filosofía y derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y desde entonces comenzó su trabajo literario en la revistaMedio Siglo.
Tan sólo de poesía escribió 15 libros, entre ellos Los elementos de la nocheEl reposo del fuegoNo me preguntes cómo pasa el tiempoIslas a la deriva,Miro la tierraEl silencio de la lunaSiglo pasadoLa edad de las tinieblas y Como la lluvia, algunos de cuyos poemas leyó en una ocasión memorable en el auditorio del Museo Nacional de Antropología.
Dijo que en ese último librointenté decir que se pueden hacer poemas largos y cortos sobre cualquier cosa. El poeta tiene el mundo entero a su disposición para hacer poemas.
En 2009, el Fondo de Cultura Económica publicó la antologíaTarde o temprano. Poemas 1958-2009.
“Jamás pensé que llegaría a escribir un libro de 800 páginas. Dije: ‘debo ser muy fecundo, pero no, no es fecundidad, es muchísimo tiempo. Ochocientas páginas en 50 años no son más de 15 páginas al año. Podrían decir: ‘este tipo no escribe nada’”, dijo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2009, palabras que había dicho también unos días antes al recibir el Premio Reina Sofía, sólo que en su discurso añadió: Ojalá el producto de tanto esfuerzo y constancia sean, al final de todo, 10 poemas válidos.
Siguió la tradición de ese premio de leer textos breves. “No quiero apartarme de esta buena costumbre ni tampoco ignorar las trágicas circunstancias por las que atraviesan México en particular y el mundo en general. Se ha dicho que lo ocurrido en los 20 años posteriores a la caída del Muro de Berlín se resume entre un título de Dickens y otro de Balzac: Grandes esperanzas yLas ilusiones perdidas.
“Nací a mediados de otro año horrible, 1939 y, sin embargo, me libré de los desastres de la guerra. No sufrí los bombardeos, las batallas, las persecuciones, los campos de exterminio. Todo lo experimenté a distancia y no por ello dejó de imprimirse en cuanto he escrito.
“Ahora la violencia y la crueldad extremas son mi pan cotidiano y vivo en medio de un conflicto bélico sin esperanza de victoria. A ello se suma la visión agravada del hambre y la miseria en México y en el mundo. A todo aquello en lo que no dejo de pensar, añado la angustia de quienes se quedan sin trabajo y de los jóvenes que no encuentran el sitio para el que fueron preparados.
“En 2009, muy a mi pesar, me he identificado con los osos que ven desaparecer el suelo de hielo y nieve que los sustentaba y sobre un témpano se pierden en el mar que es el morir.
También por momentos me siento afín a Páladas, el poeta de Alejandría que vio derrumbarse su propio mundo y contempló el triunfo del cristianismo contra lo que había sido por mucho tiempo griego y romano.
Así era como él, de pronto, dejaba caer esas frases lapidarias o también contaba anécdotas con mucho sentido del humor. Su público, sus lectores de años y los nuevos llenaban los auditorios con tal de escucharlo.
Pocas veces podía recorrer los pasillos tranquilo. Lo detenían para pedirle una foto, un autógrafo o para decirle cómo leer alguno de sus libros les había cambiado la vida. José Emilio sonreía a todos, agradecía a todos y firmaba cuantos libros pudiera, sobre todo Las batallas en el desierto, pero también sus poemarios o ejemplares de sus otras novelas y cuentos: La sangre de Medusa y otros cuentos marginales,Morirás lejosEl principio del placerEl viento distante o Tarde de agosto.
El libro Las batallas en el desierto también fue llevado al cine con el título de Mariana, Mariana, dirigido por Alberto Isaac, con adaptación de Vicente Leñero, y también al teatro; el grupo Café Tacvba le puso el nombre de Las batallas a una canción.
José Emilio también fue guionista: junto con Arturo Ripstein escribió el texto de El castillo de la pureza, y en su labor como traductor trabajó en la obra de autores como T. S. Eliot, Marcel Schwob, Samuel Beckett, Tennessee Williams y Oscar Wilde, entre otros.

sábado, 25 de enero de 2014

Tuve el privilegio de hablar con la naturaleza: Sebastião Salgado


Llama a conservar lo existente de la belleza de la Tierra
Génesis, su muestra itinerante, ha sido admirada por más de 1.3 millones de personas en Brasil, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia
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Fotografía de Sebastião Salgado, alusiva a la Amazonia brasileña, que forma parte de la exposición montada en la capital española
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Sebastião Salgado con una de sus fotografías alusivas al entorno natural
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 24 de enero de 2014, p. 3
Madrid, 23 de enero.
Paisajes lunares en los parajes más recónditos y enigmáticos de la Tierra, el sonido de la naturaleza que irrumpe en la colina desde la que se divisa el hallazgo, la magia de la vida mediante el viaje de ida y vuelta de los pingüinos o el origen de la especie a través de las tribus más inhóspitas. Eso y una gama infinita de matices de grises, sombras y brillos es el nuevo trabajo del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que tituló Génesis.
Una amplia selección de las imágenes y reportajes fotográficos de Salgado se expone en la Fundación La Caixa de Madrid, después de ser vista en París, Sao Paulo y Lausana.
El fotógrafo reconoce que se trata de su trabajo más íntimo, en el cual se encuentran las razones fundacionales de su propia obra y lenguaje, desde su mirada inquieta ante el aleteo de un pájaro extraviado hasta la voz resignada frente a la miseria y la destrucción del entorno natural.
Depuración de un lenguaje estético
En palabras de Sebastião Salgado, “en Génesis, la cámara hizo posible que la naturaleza me hablase. Y tuve el privilegio de poder escucharla”.
Fue un encuentro que vivió durante ocho viajes y expediciones épicas, en los que caminó y escaló montañas y desiertos, en los que se sumergió en océanos lejanos y oscuros, en los que descubrió enigmáticos animales y pueblos alejados de la impronta de la sociedad moderna. Alrededor de 46 por ciento de la Tierra permanece en el estado en el que se hallaba en la época del Génesis. Debemos conservar lo existente, explica el fotógrafo para justificar aún más uno de sus trabajos más poéticos y evocadores de la belleza cósmica.
El material de trabajo de Salgado son su cámara y su mirada, pues siempre busca los contrastes del blanco y el negro, tras renunciar en sus orígenes de artista a la fotografía de color.
Y fueron más de 30 viajes a pie, en avioneta, en buques pesqueros o de carga, en canoas, en globos aerostáticos o en simples avionetas de pasajeros, en los que además tuvo que sufrir desde los rigores del clima más extremo hasta los temores de las noches solitarias en medio de la montaña.
El resultado de esas expediciones fue lo que para muchos es la depuración máxima del lenguaje de Salgado, en el que ha alcanzado dominar como nadie las monocromías fotográficas, las variedades tonales de sus obras, el contraste entre luz y oscuridad. Incluso sus imágenes recuerdan las obras de grandes maestros como Rembrandt y Georges de La Tour.
Entre los hallazgos de Salgado, que con sus imágenes se convierten en objetos o animales nuevos, se encuentran seres vivos y volcanes de las Galápagos; los pingüinos, leones marinos, cormoranes y ballenas de la Antártida y el Atlántico Sur; los caimanes yacaré y los jaguares de Brasil; los leones, leopardos y elefantes africanos; la tribu de los zo’e, aislada en lo más profundo de la selva amazónica; la neolítica etnia korowai de Papúa Occidental; los nómadas ganaderos dinka en Sudán; los trashumantes nenets y sus manadas de renos en el Círculo Polar Ártico; las comunidades selváticas de los mentawai en las islas al oeste de Sumatra; los iceberg del Antártico; los volcanes de África Central y de la península de Kamchatka; los desiertos saharianos; los ríos amazónicos Negro y Yuruá; las gargantas del Gran Cañón, y los glaciares de Alaska.
Es una oda de amor a la Tierraen sus expresiones más bellas y salvajes, puras. Es el esplendor de la belleza de cuando la naturaleza le habló a Sebastião Salgado.
Cuando trabajaba para la Organización Internacional del Café, en 1973, Salgado encontró su vocación por la fotografía. Abandonó ese empleo para trabajar como fotorreportero en África luego de ser impresionado por las duras condiciones de vida de los pobres. Más tarde trabajó para la prestigiosa agencia Magnum.
Entre 1986 y 1993, el artista desarrolló su primer gran proyecto personal, que se convirtió en el libro Trabajadores, que le valió un premio. Fue el primer fotógrafo al que se le entregó el Príncipe de Asturias, en 1998, además ha obtenido el Eugene Smith de Fotografía Humanitaria y el World Press Photo.
Salgado ha conjuntado su trabajo con el de organizaciones humanitarias y sociales, como Médicos sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, Organización Mundial de la Salud, la Unicef y el movimiento de Los Sin Tierra en Brasil.
Estuvo en México en febrero de 2002 con la exposición India-México: vientos paralelos, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, que reunía fotos suyas, de su colega hindú Raghu Rai y de la mexicana Graciela Iturbide.
La exposición en Madrid, que ya ha recorrido Brasil, Reino Unido, Canadá, Francia e Italia, acumulando más de 1.3 millones de visitantes, terminará el 4 de mayo.
Miguel Ángel Rodríguez Morales Director de la revista digital Identidad gracias por desearnos un felíz año 2014 y, como colaborador también me pregunto si alguien la lee. Lo más probable es que no. no obstante seguiré subiendo fotografías relacionadas con la belleza de Oaxaca.

Abel Ruiz 

jueves, 9 de enero de 2014

Un nuevo daño

Comenzamos el año 2014 de la era cristiana(1) y seguimos necios en traer material interesante y/o original tangencial a nuestra labor en el Instituto Tecnológico de Oaxaca, queríamos demostrar que somos seres humanos con diversos intereses y opiniones, ahora queremos saber si alguien allá afuera nos lee y opina algo sobre el contenido... hola?! hay alguien ahi?

(1) a discutir: era cristiana,  año 2014

jueves, 2 de enero de 2014

TROFEO SERPENTINO
Abel Ruiz López



En Villa Hidalgo Yalálag, un campesino, ayudado por sus perros y armado con un rifle calibre 22 ultimó a una impresionante boa que merodeaba por las milpas de la loma de los magueyes. Era la tarde del sábado 5 de octubre de 2013 y un buen número de parroquianos acudió a la carretera que conduce a los Cajonos, cerca del relleno sanitario, para conocer al añozo reptil que había sido llevado allí por su captor para el reconocimiento público. De entre 13 y 15 centímetro de diámetro, pues se había tragado un roedor, y cerca de dos metros de longitud, la boa reposaba fría atada sólo a un mecate de fibra sintética. La gente del pueblo acudió en taxis, bicicletas, motocicletas, camionetas y demás  para ver por primera y última vez a la impresionante culebra negra con manchas blancas, lo cual dijo el maestro Marcos Pedro Ramírez López que era una curiosa forma de camuflaje.
Cuando el equipo de investigación del Instituto Tecnológico de Oaxaca se presentó  al paraje referido, alguien de la multitud dijo  que iban a grabar para una revista, entonces el campesino cazador replicó de inmediato: “¡No, para la revista no!”
Pero este reportero y el coordinador del equipo de investigación siguieron con sus tomas. Al otro día, muy temprano, varias personas pasaron por el paraje como si nada hubiera sucedido. Los niños regresaban con sus caballos y otros con sus burros. Otros iban a soltar a sus mulares, como Jonatan –estudiante de la secundaria técnica, campesino y actor de un documental y una obra de teatro- quien también había visto la célebre boa el día anterior: “Yo me fui cuando ustedes llegaron”
Luego del espectáculo, los policías municipales se llevaron el cuerpo del reptil para su incineración en el relleno sanitario.

TROFEO SERPENTINO EN YALÁLAG (fotos de Abel Ruiz López)